
Los españoles invirtieron el año pasado un total de 41.647 millones de euros en alimentación fuera del hogar, un 10,9% más que en 2022 en un año en el que las visitas crecieron a menor ritmo, con un avance del 3,2%, según datos de Circana.
En este año de nuevo récord de facturación, sin embargo, la restauración organizada, la que agrupa a marcas como Burger King o KFC, apenas aumentó su cuota de mercado respecto a otros canales respecto a 2022. Así, con un 29,6% del valor del mercado, estas cadenas de restauración acapararon unos 10.222 millones de euros de gasto.
En su presentación durante la jornada Restaurant Trends, organizada por Marcas de Restauración dentro de la feria HIP, la vicepresidenta de Foodservice para Europa de Circana, Edurne Uranga, ha aclarado que en 2023 la restauración comercial, la que engloba todo tipo de locales con servicio de mesa o fast food, perdió cinco puntos porcentuales de peso sobre el gasto total en alimentación fuera del hogar, aunque siguió concentrando el 83% del gasto.
En este sentido, canales residuales de la alimentación fuera del hogar como las secciones de platos preparados de los supermercados, máquinas de vending o estaciones de servicio, aumentaron su cuota hasta el 17% y un gasto de alrededor de 210 millones de euros.
Estos datos reflejan, según Uranga, la riqueza de opciones en el canal foodservice de nuestro país, en especial de la restauración, donde los tradicionales establecimientos con servicio en mesa captan un 43% de la cuota de valor del mercado, los locales de servicio rápido un 13% y, los clásicos bares de tapas aguantan el tirón con un 12% del negocio de la alimentación fuera del hogar.
Tras el fuerte aumento de visitas y gasto experimentado tras la pandemia en 2022, en 2023 el canal de foodservice cerró el año con un aumento interanual del 4% en el gasto y un descenso de las visitas del -0,6%, lo que apunta a un efecto inflacionista y a una contención del consumo. Asimismo, anticipa un 2024 con una estabilización en la alimentación fuera del hogar, una previsión que según Uranga se asienta sobre el dato de que un 52% de los consultados en enero de este año tienen unas expectativas neutrales en cuanto a su mejora financiera.
Perspectivas de consumo
Ante estas perspectivas, el porcentaje de consumidores que cree que le resultará imposible mantener la frecuencia de consumo en restauración ha pasado del 18% en octubre del año pasado al 22% en enero del 2024, mientras que los que mantendrán la frecuencia, pero cambiando sus hábitos de consumo pasan del 33% al 41% en el mismo periodo. Y dentro de este cambio de costumbres, según la experta, además del descenso en visitas, gasto y número de ítems en cada ticket, se observa un aumento del dinero invertido en cada ítem, lo que marca una tendencia hacia la premiumización del consumo. Así, para compensar el aumento de precios en alimentación, el cliente ha optado por reducir su frecuencia de visitas en hostelería, elegir canales más baratos, pero apostando por la opción más premium.
Entre los cambios de los hábitos de consumo tras la pandemia, los datos de Circana reflejan la recuperación del consumo en sala, con un aumento del 12% en 2023 de su cuota de valor de mercado hasta acaparar el 68% del gasto, así como la consolidación del canal para llevar, con un leve alza del 3% en delivery hasta el 7% del valor del mercado, y un fuerte avance del 10% del formato takeaway, que ya supone un 25% del gasto.
La comida para recoger en el local se posiciona así en el verdadero canal ganador tras una pandemia en la que se hicieron unas previsiones desmedidas sobre el futuro peso del delivery. Así, el porcentaje de pedidos para recoger que incluyen comida representan ya el 65% del total frente al 35% de los que solo están formados por bebida. Así, el canal de delivery está experimentando un cambio que se sustenta sobre tres pilares, el de la incorporación de este servicio en la rutina de los españoles, con un 53% asegurando que mantendrán o aumentarán su frecuencia de consumo; en la pérdida de peso de los agregadores que suponen un 43% del gasto en delivery tras ceder un punto porcentual; y en el aumento de la variedad de operadores más allá de la pizza o la hamburguesa, que en 2019 representaban la mitad de los pedidos y en 2023 bajaron al 45%.