
En 2017, dos jóvenes amigas del pueblo de Fregenal de la Sierra (Badajoz), ponían en marcha un proyecto de innovación en torno a las bebidas probióticas con un hongo como protagonista. Con su bebida fermentada de té, la kombucha Komvida, Beatriz Magro y Nuria Morales iniciaron una revolución que a día de hoy genera millones de euros en España.
¿Qué balance haces de estos siete años de aventura?
El 2 de marzo hará siete años de la constitución de Komvida, pero parecen 70. Todo ha sido muy intenso, con mucho crecimiento, evolución y aprendizaje. El balance más importante que puedo hacer es que hemos creado la categoría de la kombucha en España y que la seguimos liderando siete años después. Fuimos la primera marca y ahora hay más de 20 en el mercado. Internamente, lo que más me enorgullece es que más de 100 familias del entorno rural comen gracias a Komvida, y que un 80% de nuestros empleados son mujeres que han podido contribuir con un sueldo a la economía familiar en una zona con una enorme tasa de desempleo femenino. A pesar de nuestro crecimiento, salvo una pequeña oficina en Madrid, seguimos siendo fieles a nuestro pueblo de Fregenal, donde mantenemos la producción. Nos resta puntos en la cuenta de resultados por logísitica, pero lo hacemos de forma consciente y por voluntad propia porque forma parte de nuestro proyecto contribuir al entorno al que pertenecemos.
Pero su estructura en Fregenal, ya no será la misma…
Empezamos con lo mínimo indispensable para la viabilidad del producto, en un rincón de una nave del polígono industrial del pueblo. Era lo que nos podíamos permitir y lo que necesitábamos. Siempre hemos apostado por un crecimiento sostenible y muy orgánico. Ahora tenemos 10 naves dedicadas a la producción. Siempre hemos presumido de ser extremeñas y hemos contado nuestra historia sin trampa ni cartón, a pesar de que no se asocie a la zona con la innovación y la disrupción. Menos el té, del que no existen cultivos en España o Europa, o el jengibre, el resto de ingredientes son nacionales y de productores locales. Un ejemplo del impacto que hemos generado en la zona es nuestra colaboración con Seur para el reparto B2C. Su presencia en Extremadura era casi anecdótica y a Komvida han cogido más importancia en la zona suroeste de la península dando servicio a terceros que trabajan con nosotros.
Cuando el fondo Capza entró en marzo de 2022 en el accionariado de Komvida, su cuota de mercado era del 70%. ¿En qué cuota están ahora?
Mantenemos más de un 50% y nuestro inmediato competidor no tiene ni la mitad de cuota que nosotros. Es curioso lo que está pasando con la kombucha en España, un país tan tradicional en bebidas y en el que ya están saliendo competidores de marca blanca. El mercado está madurando y los grandes competidores ven el valor que este producto aporta a la categoría de bebidas. Es una bebida funcional que ha llegado para quedarse al igual que en el mercado americano, donde ya es una categoría sólida que sigue creciendo. Creo que en España pasará lo mismo sobre todo por la apuesta que están haciendo los grandes retailers, como Carrefour que ya ha lanzado su propia kombucha.
En términos de facturación, ¿en qué se tradujo ese liderazgo en 2023?
A falta de confirmar los datos con la auditoría, habremos cerrado el año con una facturación de en torno a los 12 millones de euros, con ebitda positivo y muy buen margen, de casi dos millones. Esto es algo muy importante frente a nuestros competidores. Somos la única kombucha con números en negro y desde 2019 somos una compañía rentable.
Somos la única kombucha con números en negro y desde 2019 somos una compañía rentable
¿Han llamado a vuestra puerta alguna de estas grandes cadenas?
Consideramos que estamos en una categoría que aún es extremadamente marquista. No sé cuánto se va a 'comoditizar' la categoría en el futuro, porque más allá de ser un producto de fabricante, en nuestro proyecto se suman otros valores asociados de los que no podemos desprendernos. No sabemos hacia dónde se dirige la categoría, pero si alguno de los grandes players, como Mercadona, se suman, se dará una gran dinamización. No es algo negativo, estamos en el momento de hacer la tarta más grande y cuantos más actores contribuyamos, mejor para todos. Lo relevante es que el español estaba esperando la llegada de una bebida como esta. Ha sido una sorpresa porque nos dirigimos a un tramo de población que mira mucho por su salud, con un producto que no es barato.
¿Os preocupa que la popularización del producto derive en un público que solo busque el mejor precio?
Como empresaria, claro que nos preocupa y lo medimos, aunque me encantaría que la kombucha fuera algo que cualquier español pudiera incorporar a su cesta de la compra. Pero es un producto que requiere una inversión en la calidad de los ingredientes y en el proceso. En nuestro caso los costes se incrementan con el uso de vidrio, ingredientes ecológicos certificados y un proceso natural que no altera la fermentación, sin sulfitos ni pasteurización para preservar los probióticos del producto. Necesitamos entre tres semanas o un mes para producir. Por eso quiero pensar que el consumidor, no determinará su decisión de invertir en su salud y un producto bueno por unos céntimos.
¿Se puede mantener el equilibrio entre el liderazgo de la categoría y el nivel de calidad del producto?
El crecimiento sostenible es posible si cuentas con espacio, y en Extremadura tenemos mucho. Es cuestión de añadir más y más tanques de fermentación, no necesitas adulterar el proceso. En nuestro plan de crecimiento tenemos muy bien analizado hasta cuándo tenemos garantizada nuestra capacidad productiva en los próximos años y cuándo debemos ampliar. Somos unas principiantes y hay mucho aún que optimizar en nuestros procesos, motivo por el que llevamos dos años siendo auditadas para ESG.
¿Será el 2024 el momento de ampliar esa capacidad?
Tenemos planes de seguir creciendo y preservando la rentabilidad sin grandes gastos en un 2024 de contención. Hemos invertido en una nueva línea de envasadora que solucionará el cuello de botella en nuestra capacidad productiva con el objetivo de dar un salto en nuestro crecimiento en 2025. La idea es acelerar fuera de España. Ya tenemos presencia en Polonia y República Checa, pero nos planteamos encontrar un partner que entienda nuestro proyecto y nos acompañe en este crecimiento y a pasar a un nuevo nivel para convertirnos en uno de los tres principales productores de kombucha a nivel mundial. Nos marcamos como objetivo superar los 50 millones de euros en facturación y un ebitda de más de 10 millones en 2028.
Ese crecimiento, ¿podría ir acompañado de una réplica de la planta de Fregenal en nuevas ubicaciones?
España es un país pequeño en kilómetros como para hacerlo, pero en otras partes del mundo quizás sí podamos exportar el propósito de nuestra kombucha en zonas rurales con la misma marca pero sin exportar el producto.
¿Cuál es vuestra actual mancha de distribución?
Tenemos 14.500 puntos de distribución, lo que implica que, si descartas a los tres discounters (Aldi, Lidl y Mercadona) y algunos regionales, prácticamente estamos en el 100% de las cadenas. En horeca tenemos una penetración baja ligada a clientes con un perfil muy healthy que esperamos que crezca en paralelo a las tendencias del mercado. Por otra parte, en torno al 18% de nuestras ventas proceden del canal online B2C, donde el formato de suscripción fue una de nuestras apuestas desde el principio, por coherencia, porque siendo de pueblo creíamos que tenía que llegar a otros pueblos a través de internet.
¿Ha contribuido la pandemia a impulsar el negocio de la kombucha?
Durante la pandemia nos ayudaron dos factores muy importantes que vinieron a demostrar la salud de nuestro negocio. Una, la concienciación de las personas sobre la importancia de la salud, algo que nos hizo acelerar el crecimiento a partir de 2020. Y, en segundo lugar, la fuerte diversificación de nuestra cartera de clientes que no nos hacía depender de ninguno. Tenemos el B2B conformado por retailers españoles, horeca, algo de negocio internacional y el B2C que, además de facturación y relación directa con el consumidor, durante el confinamiento fue fundamental.
¿Con qué categoría diría que compite vuestra bebida?
Nuestro enfoque está en ser una alternativa a las bebidas azucaradas que hacen tanto daño a la salud. Algún día nos pasará con estas bebidas y el azúcar lo mismo que ha sucedido con el tabaco, que nos parecerá aberrante su presencia en espacios como centros deportivos o sanitarios, por ejemplo. Todavía, frente a Goliat somos muy pequeñitos, pero las investigaciones científicas nos indican claramente que se trata de algo perjudicial para la salud.