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Muere Charles Feeney: el hombre que se hizo millonario con Duty Free y donó toda su fortuna

Charles Feeney, confundador de Duty Free

Charles Feeney nació en la Nueva Jersey de los duros años treinta, durante la Gran Depresión, el magnate estadounidense siempre tuvo un sueño, ser multimillonario para poder donarlo todo fuera de los focos y acabar su vida de forma humilde, sin mansiones ni grandes gastos. Finalmente, tras lograr una gran fortuna de 8.000 millones de dólares gracias al negocio de los Duty Free, el empresario norteamericano pudo cumplir su objetivo. Feeney ha muerto este lunes a los 92 años en su sencillo apartamento alquilado de San Francisco, según ha anunciado su fundación Atlantic Philantropies, tras haber ofrecido a la caridad la práctica totalidad de su patrimonio durante el transcurso de su vida, quedándose solo con dos millones para asegurar su jubilación y la de su mujer, Helga.

Charles Feeney, hijo de un agente de seguros y una enfermera, combatió en la guerra de Corea para, posteriormente, entrar en la universidad, siendo así el primero de su familia en lograr este hito. Pudo financiar su entrada en los estudios superiores de la Universidad de Cornell gracias al programa dedicado a los veteranos del ejército. Tras esto montó su propio negocio dedicado a vender productos a las tropas de EEUU, una primera experiencia que le serviría para perfilar el gran proyecto que lo catapultó hacia el éxito.

En 1960 Feeney fundó el Duty Free Shoppers (DFS) junto a un compañero de universidad. El modelo de negocio estaba claro, venta minoristas de productos libres de impuestos en los aeropuertos, una fórmula que sigue presente hasta día de hoy. El éxito inicial en sus tiendas Honolulu y Hong Kong fue completamente inesperado y pronto comenzó a vender alcohol, joyas, perfumes en una auténtica red de tiendas que se expandía año a año a toda velocidad. Hoy en día hay más de 850 Duty Free repartidos por cinco continentes. Al margen de este negocio, también fue un gran inversor inmobiliario y minorista comprando terrenos en Hawaii, Francia, Canadá y EEUU.

Tras décadas liderando este proyecto, Feeney decidió vender su participación a LVMH por 1.630 millones de dólares para dedicarse al que él quería que fuera el gran proyecto de su vida, ayudar a los demás gastando toda la fortuna que había podido amasar. En 1982 fundó The Atlantic Philanthropies, su asociación con la que pondrá en marcha proyectos humanitarios por todo el mundo. Aunque, a diferencia de la gran mayoría de estas iniciativas, la suya fue totalmente en secreto, bajo el radar y sin grandes anuncios.

Los 8.000 millones de dólares que el empresario pudo reunir se repartieron por proyectos en Irlanda, la tierra de su familia, Cuba, Sudáfrica… entre otros muchos países. Preguntado sobre el por qué renunciar a ella ahora y no esperar como tantos otros a, llegado el día de su muerte, donarlo todo a la caridad, Feeney explicaba que "no puedo pensar en un uso de la riqueza más gratificante y apropiado que darla mientras uno está vivo, y ayudar de este modo a mejorar la condición humana". En 2012, en una entrevista a Forbes cuando le catalogaban como el 'James Bond de la filantropía', por sus donaciones bajo el radar, el empresario se definía afirmando que "soy feliz cuando lo que hago es ayudar a la gente y no necesito más motivos para hacer algo".

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