
Si la prueba es superada, los máximos históricos caerán; si no lo es, la subida actual puede desmoronarse como un castillo de naipes.
La razón es que esta semana tendremos la cita más importante desde hace mes y medio: la primera reunión de la Fed tras la crisis de crédito. El mercado concede un 86% de probabilidades a una bajada de tipos de 0,25 puntos, pero las opciones van desde no hacer nada hasta bajar medio punto. La resolución de esta incertidumbre, que se sabrá el miércoles, tendrá sin duda grandes consecuencias en la renta variable.
Pero no se trata sólo de la Fed. El viernes conoceremos la referencia económica más importante de todas, el dato de paro de octubre. Recuerden que la cifra de agosto fue la que determinó la bajada de tipos de medio punto en septiembre, y que la recuperación de septiembre (y la revisión al alza de agosto) prácticamente habían descartado nuevas bajadas de tipos hasta el empeoramiento del entorno de las últimas semanas.
La semana viene cargada de referencias importantes, como el índice de precios inmobiliarios Séller (martes), la confianza del consumidor, el PIB del tercer trimestre, los costes laborales y el PMI de Chicago (miércoles antes de la Fed), la venta de coches y los gastos e ingresos personales con su índice de precios (jueves), y el ISM industrial y los pedidos de fábrica (viernes junto con el paro). Casi nada.
Y no acaban ahí los grandes acontecimientos previstos para esta semana. Citigroup, Bank of America y JP Morgan anunciarán los términos del superfondo creado para rescatar los activos estructurados destruidos en la crisis de crédito. También tendremos los resultados de las grandes petroleras, como Exxon (jueves) o Chevron (viernes). Precisamente, el petróleo -que la semana pasada alcanzó 92 dólares- es otro de los grandes obstáculos con los que tendrá que seguir luchando Wall Street. También rendirán cuentas Verizon y Kellog (lunes), Qwest, Procter & Gamble y Colgate (martes), Kraft (miércoles), Sprint (jueves) y Berkshire Hathaway (viernes).