A la hora de establecer la resposabilidad de la Administración, la existencia de un acto que la provoque no basta para definir la causalidad adecuada sino que es necesario, además, que resulte normalmente idónea para determinar el evento o resultado, tomando en consideración todas las circunstancias del caso, por lo que debe existir una adecuación objetiva entre acto y evento (lo que se ha llamado la verosimilitud del nexo), según recuerda esta sentencia de la AN, de 22 de diciembre de 2010.