
La reciente tarifa plana de 50 euros al mes para los nuevos emprendedores menores de 30 años parece dar un poco de luz al universo autónomo: ese camino que cada vez más jóvenes se ven obligados a seguir para poder prosperar en su entorno profesional. Conociendo toda la legislatura, sabemos que la secuencia para el joven emprendedor es el pago mensual de 50 euros durante los seis primeros meses, siguiendo otros seis meses a 127 euros y los últimos 18 meses con una cuota de 179 euros mensuales.
En otros países la legislación está más adaptada a la situación actual. En Italia, por ejemplo, la cuota consiste en el abono de un 20% de los beneficios, en Francia, depende de los ingresos (además de que el primer año está libre de pago), en Reino Unido también se paga una cuota fija reducida y un plus según ingresos y en Alemania solo se paga una cuota de 140 euros si se superan los 1.700 euros de ingresos.
Avance insuficiente
Siendo este avance importante, aunque no suficiente, siempre se ve acompañada de: ¿qué pasa cuando no puedes trabajar? Fácil, no ingresas, pero sigues teniendo que afrontar el pago mensual de tu cuota de autónomo. Si coges un resfriado, no cobras. Si estás de baja por maternidad, no cobras. Si debes tomarte unos días por asuntos familiares, por supuesto, no los cobras. Y ni hablemos de vacaciones.
Viendo el panorama actual, aquellos que aún así deciden dar el paso adelante son considerados, como poco, héroes o locos. Súper-humanos que deben tener la capacidad de no enfermar ni de tener contratiempos más desarrollada que el resto.