
Año nuevo, vida nueva. Emprender puede ser la mejor herramienta de búsqueda de empleo. Joven con estudios universitarios, especializados, con formación en nuevas tecnologías, dominio de idiomas, habilidades y destrezas para asumir riesgos, ilusión, alta dosis de tolerancia al riesgo y a la incertidumbre, capacidad de aprendizaje y proyecto de negocio innovador que requiere baja inversión inicial es el perfil del emprendedor del 2015.
"Lo principal pasa por rodearse de buenos mentores", indica Marta Díaz Barrera, fundadora de la consultora Talentoscopio. Esto, sumado a "una preparación profesional y ser consciente de que las claves son ofrecer un producto diferenciado", asegura Jordi Damià, socio director de Setesca, consultora TIC, pueden ofrecer las claves del éxito.
Se han reducido los trámites para la creación de una startup. Hay agencias públicas y aceleradoras privadas que pueden echar una mano. Lo complicado es tener un producto "suficientemente bueno" para el mercado.
¿Qué formación hace falta?
"El sistema educativo no enseña a emprender, ni las técnicas que hay que seguir, ni las habilidades que deberíamos desarrollar. Los emprendedores suelen ser autodidactas y avanzar por intuición de sentido común, con una curva de aprendizaje lenta", afirman desde Startup Academy. Sin embargo, y en el otro lado de la moneda, se encuentra Oscar Fuente, director general de la escuela IEBS, quien asegura que "la mayoría de los emprendedores es gente sobradamente preparada, post universitario, con másters, MBAs, postgrados y doctorados y en algunos casos, excelentes alumnos durante su trayectoria académica. Así son los perfiles de los creadores de Facebook, Youtube, twitter, linkedin, airbnb, Dropbox, Pinterest, Yelp, Kayak, Zynga, Privalia, BuyVip?".
Los expertos coinciden en que es necesaria una formación en idiomas, nuevas tecnologías, en habilidades y competencias, incluso saber cómo se elabora y se lleva a cabo un plan de internacionalización (materia que se debe abordar desde los primeros momentos). Otra materia importante es la gestión empresarial, que implica saber de otras áreas como la financiera, la fiscal, la legal y el márketing y ventas, entre otras.
Valvanera Castro, directora del Master Executive Lean Starup de la escuela EOI, va más allá. Cree que en cuanto al proceso de emprendimiento, el emprendedor tiene que estar formado en tres puntos básicos: "Aprender a evaluar la viabilidad de la idea de forma al ágil y rápida, por lo que deberá tener conocimientos sobre ideación, prototipado y métricas de validación. Saber planificar la estrategia para su desarrollo y salida al mercado, para ello son fundamentales conocimientos de márketing. Y saber cómo va a ganar dinero y qué recursos económicos necesita, aquí los conocimientos de finanzas son claves".
Sumado a la formación técnica, las habilidades son también necesarias: capacidad resolutiva, agilidad para tomar decisiones, innovación, determinación, seguridad en uno mismo, capacidad para gestionar equipos, de delegar tareas, de incentivar y encontrar el talento, perseverancia, visión analítica y estratégica del proyecto.
Los siguientes pasos
A modo de resumen, María Alcolea, directora de IEDE Business & Law School, nos da una clave muy importante: "El emprendedor aprende en el día a día y sobre todo con el fracaso".
Si entendemos una start-up como modelo de negocio que se debe testar para que sea viable, replicable y escalable y no se considera como una versión pequeña de una empresa, según Marta Díaz, "los pasos a nivel global serían estos: Observar y detectar un hueco, crear un prototipo antes de lanzarse con todo e invertir horas en algo que probablemente los clientes luego no te compren, testarlo y no olvidarse de las métricas, tomar decisiones: ¿sigo adelante? ¿debo darle otro enfoque?".
Nacho de Pinedo, CEO del ISDI, asegura que "aunque los business plan no siempre se cumplen, es muy importante tener una guía que ayude a decidir si, de principio, tienen sentido lanzar un proyecto y que nos sirvan de guía en su evolución.
Hay tres puntos importantes a la hora de emprender, indica Valvanera Castro, "la financiación, fiscalidad y la burocracia, que en la nueva Ley de emprendedores no se han atacado de forma contundente. Por ejemplo, el abaratamiento de las cuotas de la Seguridad Social creo que va a tener una limitada eficacia ya que no debería atender a criterios temporales, como se establece en la ley, sino a criterios de facturación".
María Alcolea afirma que el problema mayor al que "se enfrentan ahora las empresas es lo rápido que cambia el mercado y deben ser muy ágiles para ir navegando en la cresta de la ola sin caerse".