La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha admitido este martes que durante las últimas semanas de negociaciones para la investidura se ha planteado en ocasiones dejar la política y cree que se enfrenta al que será su último mandato.
En una entrevista en Rac1, Colau se ha emocionado hasta llegar a las lágrimas al recordar los costes personales de la situación por las críticas y acusaciones que ha recibido: "Me he sentido decir traidora, 'butiflera'". Incluso escuchó gritos de "puta, zorra y guarra" en la plaza Sant Jaume tras ser investida alcaldesa. "Fue fue durísimo", ha explicado, pidiendo a todas las formaciones que condenen los hechos.
La acusación que más ha lamentado es la que apunta a que se aferrar a la silla con votos del PSC y de la plataforma de Manuel Valls, y que hayan llegado también críticas de Ernest Maragall (ERC), cuando lleva décadas en política y ha formado parte del "aparato" del PSC durante años, según ha dicho. También ha resaltado que este tipo de acuerdos "no es nuevo, pasa en todas partes" y que esta situación no se la imaginaban los comuns ni tampoco el propio Valls, a quien reprocha que negara el saludo al president Quim Torra en el acto de investidura. "Por muchas discrepancias que se tengan, cuando hay un cargo institucional se deben tener unas mínimas formas", ha añadido.
Ha sido al echar un vistazo cinco años atrás, tras llegar a la Alcaldía después de tomar relevancia nacional como portavoz de la Plataforma de Afectados de la Hipoteca (PAH), cuando Colau ha puesto fecha de caducidad a su aventura política al recordar que no dio el paso para quedarse y que estar durante solo dos mandatos en el cargo es algo que se ha planteado en más de una ocasión: "Seguramente este será mi último mandato. No puedo decirlo categóricamente" pero no se ve manteniéndose en la institución más tiempo por ahora, ha señalado durante la entrevista a la radio catalana.
En cuanto al lazo amarillo que ha vuelto a colgar en la fachada del Ayuntamiento en solidaridad con los independentistas presos, Colau ha asegurado que no busca distanciarse del PSC porque ya habían abordado de forma genérica que cada grupo municipal mantendría su posición en este ámbito. "Para desjudicializar la política y para que la gente salga cuanto antes de la cárcel necesitamos que el partido socialista sea un aliado", ha matizado.
Colau se enfrenta a un mandato complicado por la debilidad de la que puede adolecerse el Gobierno si fueran muchos los puntos de desencuentro entre las formaciones que avalaron su investidura.