Después de la debacle electoral de Unidas Podemos el pasado 26 de mayo, ya nada es igual. El preacuerdo de Gobierno del que hacía gala Pablo Iglesias con Pedro Sánchez no está en sus mejores momentos. Es más, pareciera que se ha esfumado. Así lo manifiestan los dirigentes socialistas cada vez que tienen ocasión, remarcando que sería interesante un Gobierno con personas independientes y progresistas, que bien podrían venir propuestas por Unidas Podemos, partido que empieza a entender que el hilo directo con el presidente se ha cortado. a expensas de que este martes cuando se encuentren en Moncloa nos den una sorpresa.
En este momento, los hechos constatan una relación en vía muerta. El jueves, con ocasión de las ruedas de prensa posteriores a la ronda de contactos con el Rey, fue el mismo Pablo Iglesias quien reconoció que Sánchez lleva cerca de dos semanas sin marcar el número de teléfono del todavía líder de Unidas Podemos. Este subrayaba también que está claro que el PSOE ha cambiado de gustos. El líder morado sostiene que el socialista solo tiene ojos para Ciudadanos.
El viernes pasado, la portavoz del Gobierno en funciones vino a redundar en esta idea, solo que envuelta en otro ingrediente: la abstención del Partido Popular y de Ciudadanos, y en menor medida de Unidas Podemos, porque son las fuerzas constitucionalistas que pueden bloquear y desbloquear la investidura de Sánchez, y la legislatura.
Para justificar esta táctica, mantuvo Isabel Celáa la necesidad que tiene Europa de encontrarse con un país capaz de enfrentarse a los retos, por cierto coincidentes con el programa del Partido Socialista, entre los cuales se encuentran la transición energética o la unidad bancaria, aspectos que van en los programas de muchos de los estados miembros.
Así, la 'Operación Abstención' emerge como en una disyuntiva o un juego de mus que condiciona a las fuerzas políticas a retratarse si no quieren que el espectro de otras elecciones generales se repita en el mes de noviembre.
Sánchez lo ha dicho de forma reiterada. Las opciones de gobierno son dos, o el Partido Socialista, o el Partido Socialista. Y en esas cábalas no entra Unidas Podemos, encogido por los resultados, y apuntalado por la sangría interna.
Ciudadanos, por su parte, no quiere entrar en esa espiral que crece día a día en peticiones que vienen de todos los frentes. Mantienen su 'no es no' a Sánchez. La cuestión es si Rivera puede resistir -aunque le amenacen con las urnas-, o si el candidato socialista solo juega al desgaste, porque verdaderamente tiene todo bien atado y no le queda otra que recurrir a sus socios de la moción.