
Cuando le preguntas, a bocajarro, si cree que después del próximo domingo su trabajo seguirá llamándose Trabajo, reacciona como una disciplinada militante de partido y señala que, si ganan las elecciones y Pedro Sánchez quiere seguir contando con ella, estará encantada, "porque han quedado muchas cosas en el tintero que tenemos que completar". Desde que tomó posesión de su cargo, ha tenido que lidiar, a diario, con la palabra contrapuesta al nombre que figura en su cartera ministerial, paro, por lo que reconoce que su "primer momento de tensión, cada mañana", es cuando le dan la cifra maldita. Sin embargo, y aunque admite que tres millones y pico de personas que pasan los lunes al sol no es una cifra aceptable, se muestra optimista con la mirada puesta en la próxima Legislatura.
Magdalena Valerio (Torremocha, Cáceres, 1959), licenciada en Derecho, ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social y ahora candidata del PSOE al Congreso de los Diputados por Guadalajara, no tiene desde que comenzó la campaña ni un minuto libre en su hipersaturada agenda, pero no se queja y habla de tiempos de esperanza, donde la brecha salarial y laboral entre hombres y mujeres desaparezca y las pensiones, ademas de subir respecto al IPC, sean sostenibles.
Es una mujer vital, clara y directa, una feminista militante y comprometida que tiene un discurso de izquierdas muy bien armado y no suele instalarse en lo políticamente correcto. Anima a todos los progresistas a no dormirse en los laureles y a que vayan a votar el 28-A para frenar a la derecha y dice que el contagio del PP y Ciudadanos con los postulados de Vox da miedo. Afirma con rotundidad que el Gobierno no se ha planteado jamás el tema de los indultos a los políticos presos y reconoce que en su mandato ha tenido dos disgustos: el tema de la reforma laboral y el descarrilamiento, en el último minuto, de un acuerdo en el Pacto de Toledo. "Eso se nos ha quedado en el aire, pero nos pondremos rápidamente manos a la obra", sentencia.
¡Menudo follón se ha organizado con los debates preelectorales en televisión! ¿Usted cree que este asunto debe regularse por ley, como dicen algunos?
Este tema fue sometido a la consideración de la Junta Electoral Central, que dijo no a un debate a cinco con Vox, pero la conclusión es que ha habido dos debates, aunque yo no creo que vayan a ser determinantes, en absoluto, en los resultados electorales. No sé si hay que regular los debates por ley o no, pero soy muy partidaria de que los candidatos expliquen sus posiciones, y veo positivos los debates en cualquier formato.
Si se cumplen los pronósticos de las encuestas, el partido socialista tendría unos resultados buenos, pero ganar no es gobernar. ¿Cabe el riesgo de que ustedes puedan morir de éxito?
Pedro Sánchez y todos estamos de acuerdo con que las elecciones se ganan en las urnas y no en las encuestas. Que nadie piense que porque las encuestas vayan bien pueden relajarse y dejar de votar. No nos podemos dormir en los laureles. Ningún progresista de este país debe dejar de ir a votar porque las encuestas nos sean favorables. No hay que confundir la demoscopia con la democracia, porque eso puede traer luego muchos disgustos. Lo que pasó en Andalucía fue un aviso para navegantes y a la derecha hay que hacerle frente en las urnas.
¿Y qué pasará si el Partido Popular, Ciudadanos y Vox suman? ¿Se han planteado ustedes ese escenario?
A mí me preocupan mucho no solo las posiciones de Vox, que son absolutamente antediluvianas, sino también el efecto contagio que están teniendo en el Partido Popular y Ciudadanos, que supone un retroceso ya no solo de 40 años, sino de regresar a la etapa de Don Pelayo y a la Reconquista, que es lo que reivindica Santiago Abascal. Si ganan, se impondrían unas posiciones xenófobas, racistas, machistas y homófobas muy peligrosas. Un Gobierno con Vox supondría liquidar las autonomías y, por lo tanto, una parte de la Constitución. Que el PP y Ciudadanos hayan decidido abandonar el centroderecha y escorarse a la extrema derecha e imitar a Vox en sus planteamientos da miedo.
¿Usted no hace distingos entre PP, Ciudadanos y Vox, ideológicamente hablando?
No sé muy bien qué pensar, porque tanto Ciudadanos como el PP, por el temor a que Vox les quite votos, están decidiendo imitar a Abascal en vez de defender su propio proyecto y compiten entre ellos para ver quién es más reaccionario. Espero, deseo y confío que la inmensa mayoría de progresistas de este país decida poner pie en pared y parar en las urnas las tendencias involucionistas. Espero que el 28-A se apueste por el futuro y no por enrocarse en el pasado y volver a posiciones que estaban ya archisuperadas desde la Transición.
Tampoco los independentistas son buenos compañeros de viaje, ¿no? ¿Estarían ustedes dispuestos a pactar con ellos? Porque a Pedro Sánchez se le está acusando continuamente de ceder por mantenerse en el poder...
La prueba del algodón de que Pedro Sánchez no ha cedido es que no se han podido aprobar los Presupuestos Generales del Estado de 2019. Esos que eran unos Presupuestos sociales, que apostaban por la justicia social, por poner la economía al servicio de las personas y por una fiscalidad progresiva no salieron adelante porque no hubo cesiones de ningún tipo. El PSOE va a intentar sacar el mejor resultado posible para poder aplicar nuestro programa en solitario. Aunque somos conscientes de que es muy difícil, por no decir imposible, que nadie consiga una mayoría absoluta, creo que no es el momento de hablar de pactos. Después del domingo ya veremos.
¿Y cree que los votantes que Podemos arrebató en su día al PSOE están volviendo, que se está recomponiendo el escenario de la izquierda?
Creo que el voto progresista se está reequilibrando y que, efectivamente, habrá muchos votantes que, en su día, tras el 15-M, se pasaron a Podemos y que ahora volverán al PSOE. En la provincia de Guadalajara, donde yo me presento, tenemos la oportunidad histórica de volver a revalidar los resultados que tuvimos en el año 1982 y que no hemos vuelto a repetir. De tres diputados podemos conseguir dos, y de cuatro senadores podríamos tener tres.
Oiga, si ustedes ganan, ¿su destino volverá a ser Trabajo, seguirá en esa misma cartera ministerial? ¿Les ha dicho algo el presidente Sánchez sobre si seguirán en sus cargos?
Han sido diez meses muy intensos, en los que cada uno, dentro de nuestro Ministerio, hemos intentado sacar adelante cuantos más proyectos mejor. Había muchas cosas por hacer, muchos temas pendientes, y muchas directivas de la Unión Europea para hacer la transposición. Nos han quedado muchas cosas en el tintero y, aunque diez meses han cundido mucho, el presidente tendrá libertad para elegir a su equipo. En cuanto a mí, si tengo salud y si el presidente quiere seguir contando conmigo, estaré encantada de continuar haciendo el trabajo que hago. Si volvemos a gobernar, estoy a la disposición de Pedro Sánchez y de mi partido.
¿No haber podido derogar la reforma laboral, ni total ni parcialmente, es un incumplimiento de su compromiso inicial o no?
He tenido dos grandes disgustos: con el tema de la reforma laboral y con el descarrilamiento en el último minuto de un acuerdo en el Pacto de Toledo sobre pensiones. He hecho todo lo que ha estado en mi mano para sacar adelante una reforma parcial de la reforma laboral. Había cuatro temas: subcontratación, prevalencia del convenio del sector sobre el de empresa, ultraactividad y registro de jornada. Solamente se ha sacado adelante la regulación del registro de jornada en el Real Decreto-Ley del 8 de marzo, donde se recuperó el subsidio de mayores de 52 años y se incrementó la prestación por hijo a cargo. De las cuatro medidas, tres se han quedo en el aire por la convocatoria de elecciones, pero ahora espero que tengamos una mayoría que nos permita modificar los aspectos más lesivos de la reforma laboral.
O sea, que no van a derogarla, pero sí van a modificarla parcialmente...
No habrá una derogación total de la reforma laboral, pero sí se derogarán muchos de los aspectos más lesivos. Eso va incluido en nuestro programa electoral. Ademas, hay que hacer un nuevo Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI, porque estamos en una revolución en el mundo y en las reformas laborales, y el estatuto social data de 1980. Ha habido ya más de 50 retoques parciales y ya no sirve para adaptar las cosas a la realidad.
¿Se puede subir el salario mínimo interprofesional (SMI) por encima de los 1.000 euros o eso haría tiritar el sistema?
En el programa electoral llevamos que el salario mínimo esté en el 60% del salario medio, o sea que progresivamente se va a ir subiendo. Los organizaciones sindicales y empresariales más representativas ya decidieron que en los nuevos convenios colectivos iban a subir los salarios un 2% como mínimo y hasta un 3% si se cumplían ciertos parámetros económicos. La idea de llegar a 1.000 euros al mes, en 14 pagas, o sea 14.000 euros al año de salario según convenio, va a ser una realidad, y el salario mínimo interprofesional tiene que ir también en la misma dirección.
Vamos que esa subida salarial se hará sí o sí...
La subida del salario mínimo interprofesional está sirviendo para mejorar las condiciones de vida de dos millones y pico de personas, que han pasado de poco más de setecientos euros a novecientos, y eso no solo revierte en mejora de la calidad de vida de las personas sino en la economía, porque se dinamiza el consumo y se dota de más medios a la Seguridad Social.
En esta legislatura, ¿cuántos empleos se podrían crear si gobiernan?
No puedo ni debo hacer esa cuantificación, pero nuestro objetivo es bajar esa cifra inaceptable de más de tres millones de parados. Como país no podemos acostumbrarnos a convivir con la cifra de desempleo de 3.255.084 personas que tenemos, según el último dato de paro registrado en marzo. Es verdad que en el último trimestre en la encuesta de la EPA conseguimos bajar del 15%, pero tenemos todavía un 14,45% y no nos podemos rendir. No podemos convivir con más de un millón y medio de personas desempleadas de larga duración, y por eso hemos hecho un plan para reducirlo al menos en 500.000 personas y también tenemos en marcha un plan de choque para los jóvenes desempleados y hay que dar un plus de apoyo también a las mujeres, que son las que mayores cifras tienen de paro.
En términos de empleo, ¿hay o no nubarrones a la vista?
No hay nubarrones a la vista en el empleo. El mercado de trabajo evoluciona bien. En los últimos 12 meses tenemos unas 550.000 personas ocupadas más. El empleo está creciendo en cantidad y también en calidad, y nuestro objetivo es conseguir menos temporalidad, más trabajo estable y una subida salarial razonable.
A su juicio, ¿la subida de las pensiones de acuerdo al IPC debe estar contemplada en la Constitución Española?
En estos momentos, las pensiones ya están reguladas en la Constitución Española, pero no como un derecho gubernamental. El PSOE ha querido blindar las pensiones y darles un mejor trato en la Constitución. Pero también tenemos claro que hay que garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones y que no pierdan nivel adquisitivo. Hay que equilibrar ambas cosas.
¿La 'hucha de las pensiones' sigue vacía, o hay alguna manera de llenarla?
El PP encontró la hucha de las pensiones con 67.000 millones de euros y la ha dejado vacía y todavía tiene la desfachatez de decir que el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero dejó las pensiones en ruinas. Zapatero no congeló las pensiones, solo lo hizo con las más altas y durante un año, pero, hablando del presente, volver a llenar la hucha es difícil, porque se llenó con lo que había de superávit, salvo que lo queramos sacar de otra partida presupuestaria. Esto es una decisión que tenemos que adoptar como país, en el seno del Pacto de Toledo y teniendo en cuenta a la Mesa de Diálogo Social. Nuestra propuesta es un plan a cinco años para reorientar y reordenar ingresos y gastos de la Seguridad Social. Hay que ir recuperando la Tesorería y quitar algunos gastos impropios que estamos pagando con cotizaciones y que se deberían pagar con impuestos y además hacer una reforma fiscal progresiva y justa.
¿Qué es una reforma fiscal justa según usted?
Que paguen más las rentas altas, que paguen más las grandes empresas que las pequeñas y las medianas y, por supuesto, que paguen los que no pagan. Vamos a emprender una lucha sin cuartel contra el fraude fiscal, el laboral y a la Seguridad Social. Y está claro que hay que completar las cotizaciones con impuestos.
Oiga, ¿y estamos ante una situación de alerta ante una nueva crisis, como auguran algunos?
Bueno, a nivel mundial el tema económico y político con Donald Trump, China, Rusia o el Brexit está revuelto y España forma parte del mundo, pero, sinceramente, cuando vemos los datos, comparamos con otros países y, sin lanzar las campanas al vuelo, la realidad es que estamos creciendo por encima de la media europea y tenemos una economía sólida. Ahí están los datos del déficit del 2,6% o la deuda del 97%. Con mucha cautela y prudencia, podemos decir que la economía española va bien y hay razones para el optimismo.
Cambiando de asunto, ¿el Gobierno se ha planteado en algún momento el tema de los indultos a los políticos presos catalanes si son condenados?
A mí no me consta que el Gobierno se haya planteado nunca el tema del indulto. El juicio se está celebrando, y no es de recibo que algunos utilicen el tema del indulto en plan inquisitorial con el único fin de debilitarnos.
¿Y cuál cree que es la salida para Cataluña?
Pues la salida es el diálogo, siempre dentro del cumplimiento de la Ley y de la Constitución. No se puede estar en la permanente confrontación, pero ni entre los partidos políticos, ni con Cataluña, ni en ningún otra parte del territorio español. El diálogo es fundamental, pero el respeto a la Ley y a la Justicia es crucial en un Estado de Derecho. Las leyes hay que cumplirlas, y eso nos incumbe a todos. En España, de todos modos, no podemos estar en una permanente confrontación, porque eso está perturbando muchísimo la convivencia en Cataluña y hay un problema grave que debemos resolver.
Supongo que el hecho de que se limpie con lejía y se desinfecte el suelo por donde pisan los representantes de Ciudadanos a ustedes no les gusta, ¿no?
Esos son hechos absolutamente reprobables y demenciales. Yo formo parte en este momento tanto del Gobierno como de la Ejecutiva Federal, y todos los socialistas estamos en contra de aplicar la teoría del enemigo, en vez de la del adversario político. Como se ha visto en todos los debates, nuestra actitud respecto a nuestros contrincantes políticos es propositiva. Nosotros queremos proponer ideas y programas, y otros quieren insultar y descalificar. No es de recibo que en esos debates se haya pretendido dibujar a Pedro Sánchez como el enemigo público número uno. Los insultos y las descalificaciones contra el presidente del Gobierno un día sí y otro también no solo son algo penoso, sino que define a quien lo hace y se le volverá en contra.
Por último, dígame, si llega el caso, pese al 'no es no' del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ¿podrían llegar a acuerdos con ellos, como quieren la mayoría de los votantes socialistas?
Eso hay que preguntárselo a Albert Rivera, que es quien nos ha puesto un cordón sanitario. ¡Qué barbaridad! Nosotros nos entendimos con él cuando se definía como socialdemócrata, y ahora, como han cambiado de ideología y, según dicen, son liberales, no se sabe por dónde van a salir. Las urnas pondrán a cada uno en su sitio.