
Trabajadores fantasma, pacientes ocultos en las listas de espera o licitaciones sin presupuesto. Jesús Aguirre se está encontrando demasiadas sorpresas en una Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía que no cuenta con ningún margen presupuestario hasta que se aprueben las próximas cuentas. Lo que sí tiene claro este veterano médico de familia es que su prioridad son los pacientes y, por eso, ha puesto ya en marcha un Plan de Choque, gracias a un crédito extraordinario, para paliar la situación de los 30.000 pacientes en espera quirúrgica desde hace más de un año.
Ha destapado 548.708 pacientes que estaban ocultos en las lista de espera quirúrgica y diagnóstica. ¿Se ha puesto en contacto el Ministerio de Sanidad para contrastar esta información?
No se ha puesto en contacto con mi departamento. Sanidad recibe una información que le envían las comunidades autónomas. Andalucía mandaba la información de las listas de espera de las personas que solo estuvieran dentro del decreto de 180 días y no incluía el resto de listas de espera. El decreto marca unos mínimos y cada comunidad implementa el decreto como cree oportuno. Es difícil evaluar y compartir entre regiones, teniendo en cuenta la variabilidad de datos que se proporciona al Ministerio.
¿Se pueden exigir responsabilidades penales por ocultar o falsear datos oficiales?
Desde mi gabinete lo estamos abordando desde el punto de vista sanitario. Estamos viendo cómo están articulados los hospitales que ya han empezado a quitar listas de espera con quirófanos por la tarde, tanto en Málaga como Huelva, y desde el 1 de abril todos los demás. Estamos viendo la disponibilidad de quirófanos y la contratación de personal en cada uno de los hospitales para intentar absorber las listas de los 30.000 pacientes que llevan más de un año en espera y están fuera del decreto de 180 días.
¿Son suficientes 25,5 millones para reducir los 30.000 pacientes que superan el año de demora?
Tenemos que optimizar todos los recursos públicos existentes, tanto a nivel de quirófano como de planta. También habrá que aumentar la contratación y las tardes de muchos profesionales sanitarios. Los equipos volantes habrá que incentivarlos. Si no es suficiente tendremos que articular los recursos suficientes para eliminarlo. Asumimos totalmente el problema de esos 30.000 pacientes en lista de espera desde hace más de un año.
¿Cuánto dinero hará falta para garantizar los 180 días fijados por decreto?
Esto es un antes y un después, no le quepa duda. A partir de ahora, lo que no dejaremos es que esa bola aumente como lo ha hecho de forma escandalosa, según las cifras que nos ha dado la propia Subdirección de lista de espera de la Consejería. Tenemos que priorizar las listas de espera, primero tenemos que responder a los pacientes del decreto de 180 días y luego intentar aminorar los tiempos de espera quirúrgica y abordar la lista de espera de especialidad hospitalaria, donde tenemos más de 600.000.
¿Contará más o menos que hasta ahora con la sanidad privada?
Para nosotros la sanidad es una, de todos y para todos. Esa dicotomía de pública y privada no existe. Por supuesto que la sanidad pública para nosotros es prioritaria, pero lo importante es solucionar el problema del paciente. Si tenemos que sumar recursos, sumaremos recursos. Si tengo pacientes y no tengo capacidad de absorberlos, tengo que resolver sus problemas.
¿Se ha encontrado más sorpresas en los cajones?
Hay una lista de espera muy importante en infraestructuras sanitarias. Me he encontrado cantidad de licitaciones de proyectos de hace tres, cuatro meses, en periodo preelectoral, que cuando se han abierto las plicas ni tan siquiera está presupuestado el pago de esa licitación que vendrá en los presupuestos de 2019 que estamos negociando ahora mismo y, por supuesto, que no han dejado nada para ladrillos. Ese tema lo tendremos que priorizar. Lo que estamos buscando es despolitizar esa gestión, buscar la eficiencia en cualquier infraestructura que pongamos en marcha. Lo que no puede ser es lo que me he encontrado, cientos de infraestructuras prometidas, licitadas sobre papel y sin una gorda para ladrillo.