El programa electoral presentado por los socialistas este miércoles - o más bien su trailer, dado que se trató de un avance de 110 medidas - no se salió del guión previsto. La hoja de ruta de los socialistas no deja de ser un cóctel de las medidas que se quedaron en la cuneta con el proyecto de Presupuestos rechazado por el Congreso -y que provocó el adelanto de las elecciones generales al 28 de abril- con la alternativa presupuestaria del PSOE de 2018, cuando todavía estaba Rajoy en Moncloa.
Sin embargo, hay algunas adiciones que llaman la atención. El programa recoge la reforma de la regla de gasto y mantener subidas progresivas del salario mínimo interprofesional (SMI). A esto se suman compromisos como que la mitad de los niños menores de tres años puedan estar en colegios públicos para 2025.
Estas ideas proceden del acuerdo presupuestario que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas, cerró con Pablo Iglesias, su homólogo en Podemos, en el no tan lejano mes de octubre. De esta manera, el PSOE hace suyas muchas de las propuestas contenidas en este pacto y a las que, en algunos casos, accedieron a regañadientes. Este fue el caso de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) a 900 euros en este 2019, una apuesta de la que finalmente el propio Sánchez se ha apropiado.
En cualquier caso, más que como un robo de propiedad intelectual o de iniciativa política ajena, la inclusión de estas medidas en el programa socialista se debe entender como un gesto hacia Podemos y que está en el camino de facilitar los futuros pactos que forzosamente se tendrán que negociar para que Sánchez pueda mantener su residencia en Moncloa.
En cualquier caso, este programa bisagra tiene más usos que el de servir como base de una negociación con Podemos. Por las medidas que se proponen en el ámbito de la industria se podría interpretar también como una puerta abierta a Albert Rivera y sus Ciudadanos, a los que los socialistas nunca les han cerrado la puerta.