Ni Reyes Maroto, ni Fernando Grande Marlaska, ni Alfredo Pérez Rubalcaba, ni Cristina Narbona. Finalmente, la apuesta de Pedro Sánchez para liderar la candidatura del PSOE para el Ayuntamiento del Madrid es Pepu Hernández, mítica figura del baloncesto español que llevó a la selección nacional a ganar el único Mundial de su historia en 2006, un perfil muy alejado de lo que se decía que el presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas quería para intentar ganar votos en una plaza tan importante como la capital, que era el de una mujer con experiencia en política.
Propios y extraños se han quedado atónitos por la elección de Sánchez, incluso dentro de su propio partido. ¿Qué es lo que ha pesado en su elección? Lo cierto es que Madrid no es plato de buen gusto para ningún socialista. Las encuestas prevén una considerable debacle electoral en los comicios del 26 de mayo y se antoja difícil que un peso pesado del partido quiera tragar con semejante sapo.
Dentro de estos esquemas entra el fichaje de Hernández, cuyo perfil independiente y ajeno a la política madrileña puede suponer un soplo de aire fresco para el PSOE. Además, es una cara popular, que se ha ganado a pulso la simpatía del público. El liderazgo que ejerció en el Mundial de Japón caló hondo en una población como la española, siempre necesitada de ídolos. Además, conocido es su talante progresista, aunque también ha sido crítico con la clase política.
También hay motivos personales detrás de esta elección. Hernández y Sánchez se conocen desde hace muchos años, cuando el primero era entrenador en las categorías inferiores del Estudiantes y el presidente un espigado canterano del equipo estudiantil, en el que estuvo hasta los 21 años. Una relación que se ha mantenido con el paso del tiempo y que ha fructificado en que el Pepu de España se convierta en el candidato socialista para Madrid, aunque primero tiene que ganar las Primarias de la delegación madrileña.
Sin embargo, también hay un buen número de factores en contra de la elección. Nadie duda de la capacidad para gestionar equipos de Hernández, pero sí de su escasa experiencia en la Administración o en la política. Pepu no es ni puede ser la versión socialista de Manuela Carmena.
