
La presidenta en funciones de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, está a menos de una semana de cambiar de posición. El próximo miércoles, Juanma Moreno llevará al PP a la Presidencia de la Junta y el PSOE-A pasará a un inédito segundo plano. Eso sí, como líder. Díaz ya ha comunicado a Ferraz su intención de capitanear la oposición pero la dirección federal parece no estar del todo convencida de perpetuar mucho más tiempo a la líder socialista en esa comunidad.
Las elecciones del 2 de diciembre marcaron un antes y un después en las relaciones entre la autonomía y Madrid. La debacle socialista de esa jornada electoral no la salvó ni el hecho objetivo de haber sido el PSOE el partido vencedor con los peores resultados de su historia. La suma de las derechas propició que por primera vez en 36 años los socialistas salgan del Gobierno.
Susana Díaz dio ayer un paso al lado y desechó la idea de intentar una investidura prácticamente imposible. Aún así, se mostró convencida de seguir en primera línea refrendada por el millón de votos del 2D. Sin embargo, en Ferraz los planes serían otros y se encaminan hacia la depuración de responsabilidades tras los resultados electorales.
El último mensaje en este sentido lo ofreció el secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, hace unos días al ser preguntado sobre la continuidad de Díaz al frente del partido en Andalucía: "Desde la dirección federal no renunciamos a ejercer nuestra función, no somos indiferentes ni espectadores de una federación que forma parte del PSOE", dijo.
Sin embargo, un factor que en Madrid tienen en cuenta antes de mover ficha son las elecciones del 26 de mayo. Acabar con Díaz ahora, políticamente hablando, podría llegar a ser contraprucente para el PSOE de cara a las urnas, donde podría ocurrir algún 'milagro' a nivel municipal en esa comunidad que fortaleciera a la formación. Así, la opción de Ferraz se bifucara en dos: esperar a ver qué ocurre o confiar que sea el PSOE-A el que opte por hacer cambios sustanciales.