Política

El Rey reivindica la legitimidad monárquica en el 40 aniversario de la Constitución

  • El Congreso reúne en una jornada histórica tres generaciones de los Borbones

El día de ayer quedará grabado para la Historia de España. El cuarenta aniversario de la Constitución Española de 1978 logró reunir este jueves en el Congreso de los Diputados a tres generaciones de la línea dinástica de los Borbones, a cuatro expresidentes del Gobierno y a tres ponentes de la Carta Magna, además de un larguísimo número de personalidades y representantes de las altas instituciones del Estado, esta vez con la presencia de algunos diputados de Unidos Podemos, ataviados con un pin morado que reclamaba la República, entre ellos Pablo Iglesias, claro que también con las clásicas ausencias de los próceres independentistas.

Tras el saludo protocolario de los Reyes de España, don Felipe y doña Letizia -acompañados por sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía- a los invitados, el acto daba comienzo, no sin antes brindar una fuerte ovación a los Reyes eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía, ubicados en un sitio preferencial del salón de plenos, que fue habilitado ex profeso para esta ocasión.

De inmediato, el monarca centró buena parte de su discurso en la defensa de la legitimidad de la democracia parlamentaria, en un marco de consenso, concordia y convivencia, valores que fueron repetidos a lo largo de su intervención. Al inicio de su oratoria recordó su compromiso institucional, apoyándose en las palabras que Gregorio Peces-Barba le dirigió un 30 de enero de 1986. El entonces presidente de la cámara dijo así: "Con el juramento que vais a prestar estáis simbolizando vuestro sometimiento al Derecho, vuestra aceptación al sistema parlamentario representativo que nuestra Constitución establece, vuestro compromiso de servicio a las instituciones y a los ciudadanos y vuestra lealtad al Rey".

En ese sentido, y echando mano de nuevo de las palabras de Gregorio Peces-Barba, el Rey sostuvo que "la monarquía parlamentaria es el único cauce para el acuerdo básico entre todos los españoles y para la exclusión de la violencia".

Desde esta columna argumental, don Felipe fue uno a uno recordando frases y perfiles de los siete padres de la Constitución dibujando el abanico ideológico de cada uno de ellos, pero ensalzando también el fruto del acuerdo y del entendimiento y no de la imposición que dio lugar a la primera norma suprema que "materializó la voluntad de no excluir, la primera que no divide a los españoles sino que los une, y la primera que los convoca para un proyecto común y compartido, para el proyecto de una España diferente, de una España nueva: de una nueva idea de España", subrayó el monarca a la concurrencia.

Las bases fundacionales

Don Felipe valoró la Constitución como el mayor éxito político de la España Contemporánea, ponderó los valores y el espíritu que alumbró la norma suprema, y subrayó las bases fundacionales de una España que se constituyó como un Estado Social y Democrático de Derecho. De esa manera, afirmó, que hoy nos encontramos con una soberanía nacional, "que fue recuperada por y para el pueblo español", con una "unidad de España que reconoce la autonomía de sus nacionalidades y regiones para su autogobierno, con una separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, con el reconocimiento de los derechos y libertades basados en la dignidad de la persona, en el respeto a la ley y los derechos de los demás", además de con una "monarquía parlamentaria, en la que el Rey es símbolo de unidad y de la permanencia del Estado. Una monarquía parlamentaria, en el seno de una democracia -indicó-, que impulsó mi padre el Rey Juan Carlos I, de forma tan decisiva y determinante, durante aquel periodo trascendental de nuestra historia; y siempre junto a él, con el apoyo permanente y comprometido de mi madre la Reina Sofía", remarcó el monarca, momento que suscitó el aplauso casi unánime de los invitados, salvo del escaso número de representantes de Unidos Podemos, que no llegó ni a pestañear ante la ovación a los Reyes eméritos.

Con tono institucional, y siempre moderado, puso el acento en la modernización del país de la mano de la Constitución, abordando la transformación vivida en España en nuestra estructura territorial, sin entrar en la polémica ni en las demandas nacionalistas.

Ya en el colofón de su discurso, Su Majestad apeló a la tarea de seguir construyendo España, manifestando su dedicación y sus esfuerzos a este menester, desde aquel 30 de enero de 1986, fecha con la que arrancó su intervención. "Una vida -sustanció el Rey- al servicio de todos los españoles, desde la independencia y la neutralidad, y comprometiendo con la Constitución que nos trajo la democracia y la libertad". Porque la Corona -acentuó en la recta final- está ya indisolublemente unida en la vida de España a la democracia y la libertad".

Quiniela electoral

En un ambiente de reencuentro, en algunos casos, de una presencia extraordinaria de personalidades políticas, periodísticas, de todo ámbito, y expresidentes del Gobierno compartiendo corrillos con la prensa, confidencias por todas las esquinas de las salas nobles del palacio, así se desenvolvió el aperitivo posterior al acto institucional en el que la presidenta del Congreso, Ana Pastor, rindió homenaje al Rey Juan Carlos, y tampoco dejó de mencionar, como el monarca, a cada uno de los padres de la Constitución.

Sin embargo, ni el cumpleaños de la Carta Magna ni las reformas que plantean las formaciones políticas fueron el objeto del debate. La presencia y el aspecto de la presidenta andaluza, Susana Díaz, y las quinielas para apostar por la fecha de las próximas elecciones generales ocupaban la mayor parte de las conversaciones.

La dirigente socialista, a pesar de los malos resultados cosechados en las urnas el domingo, acudió ayer al acto institucional. La todavía líder del PSOE-A estuvo arropada por los diputados andaluces con escaño en Madrid, especialmente por Antonio Pradas, presidente de la Comisión de Hacienda. Acompañada antes, en la tribuna, por los presidentes autonómicos, Alberto Núñez Feijóo y por Javier Fernández, Díaz preguntó a miembros de Ciudadanos, con los que se encontró por los pasillos, si pertenecían a la corriente de Macron o a la de Salvini, según pudo constatar a elEconomista un diputado naranja. Mientras, en otros corrillos, la oposición a Pedro Sánchez -abucheado en la calle a la llegada al acto- barajó las fechas electorales, siendo el superdomingo -el 26 de mayo, día de las elecciones municipales, autonómicas y europeas- el plazo con más opciones para convocar a los españoles a las urnas. Por cierto que Moncloa, descartando ya elecciones en marzo, no se atrevió, sin embargo, a desterrar este día, aunque antes prefiere hablar de movimientos, de "muchos movimientos" que se avecinan y que anticipan, según los más allegados a Sánchez, una agenda plagada de sorpresas.

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