
El evento celebrado este domingo en la madrileña plaza de Vistalegre ha puesto de relevancia a Vox, la formación de ultraderecha que aspira a hacerse un hueco en un espectro hasta ahora sin fuerzas específicas y conseguir representación en las constantes citas con las urnas que tendrán lugar en los próximos meses.
El partido liderado por Santiago Abascal juntó a casi 10.000 personas en la que hasta la fecha es su mayor exhibición pública de fuerza, toda vez que hasta la fecha, sus sucesivos intentos de entrar en las instituciones han sido en vano.
La cita que Vox se fija como clave para desarrollar su estrategia a medio plazo son las elecciones al Parlamento Europeo que tendrán lugar en el próximo mes de mayo. El sistema de circunscripción única y la aritmética derivada de él podrían ayudar a que la formación lograse representación en las instituciones comunitarias, uniéndose a la creciente ultraderecha europea, que ya ha obtenido resultados notables en países como Francia con Le Pen o Italia con Salvini.
Sin embargo, Vox no es un fenómeno tan reciente como en ocasiones parece. Fundado en 2013, el partido tuvo ya una gran baza para conseguir representación, precisamente en las pasadas elecciones europeas, en 2014. Entonces, con el expopular Alejo Vidal-Quadras al frente, Vox obtuvo casi un cuarto de millón de votos en todo el territorio nacional, en concreto 246.833 apoyos (uno de cada tres, en Madrid) que le dejaron muy cerca de lograr un eurodiputado.
En un panorama político radicalmente diferente al actual, fue Ciudadanos quien estuvo a punto de perder su segundo y último representante en la Eurocámara a manos de la formación de extrema derecha. Los de Albert Rivera, con una lista liderada por Javier Nart, lograron menos de medio millón de votos (497.146), por lo que su último escaño quedó valorado en 248.573, apenas 1.740 más que los alcanzados por Vox.
Tras las Europeas, bajón en las Generales
Rozar el éxito en las europeas no fue en todo caso sinónimo de estabilidad para la formación, que en las generales de 2015 y 2016 dividió por cinco el número de apoyos, situándose en ambos casos en torno a los 50.000 en todo el territorio nacional y quedando, por tanto, muy lejos de lograr un escaño en el Congreso.
Ahora, con el refuerzo del acto de Vistalegre, Vox espera que las elecciones continentales sean el empujón definitivo para tener por primera vez representación en una cámara, lo que le daría un extra de visibilidad y representación (al que se añade también un plus de financiación económica) con el que aspira a consolidarse de cara a unas hipotéticas elecciones generales arrebatando una parte del voto de la derecha a Partido Popular y Ciudadanos.