Política

Así es el régimen de los presos soberanistas tras el traslado a Cataluña

Vista de la prisión de Lledoners. Foto: EFE

El traslado de los independentistas a las cárceles catalanas no supondrá para los presos un cambio en su situación de prisión preventiva. Las competencias del Govern en materia de prisiones no deberían influir en el día a día de los dirigentes soberanistas encarcelados más allá del hecho de estar más cerca de sus familias y abogados.

Concretamente, los presos varones -por el momento Oriol Junqueras, Raül Romeva, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart- están en el centro penitenciario de Lledoners, situado en la localidad de Sant Joan de Vilatorrada, en la carretera C-55 de Manresa a Solsona, a 70 kilómetros de Barcelona. La prisión se inauguró en 2008 y cuenta con 684 internos (tiene capacidad para 929).

Mientras, la expresidenta del Parlament Carme Forcadell y la exconsellera Dolors Bassa se ubican en la cárcel Puig de les Basses (inaugurada en 2014) y sita en la localidad gerundense de Figueres. El centro tiene un módulo de mujeres con 35 internas, y su capacidad total es de 922 presos, actualmente ocupado por 734.

Tras su ingreso este miércoles, Junqueras, Romeva, Cuixart y Sànchez han pasado la noche en celdas individuales del módulo 2 de Lledoners, módulo ordinario con 95 internos, una ratio similar al resto de módulos del centro, que tienen ocupaciones de 80-100 presos y capacidad para 128. La semana que viene, según estimaciones de la Conselleria de Justicia, se les unirán en el mismo lugar los exconsellers Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, que aún esperan en Madrid a que se tramite su traslado. Bassa y Forcadell ya están en el módulo de mujeres en celdas individuales, que tiene a 36 internas y capacidad para 60.

Todos ellos han sido visitados este jueves por personal médico y profesionales de ambas cárceles y, según han informado fuentes de Servicios Penitenciarios de la Generalitat, los seis ya pueden recibir las visitas de sus abogados desde este jueves, y de familiares a partir del viernes dentro del horario habitual de cada centro penitenciario.

Régimen de visitas

Al igual que en su estancia en Estremera y Alcalá Meco, el tiempo que permanezcan los reclusos en las cárceles de Lledoners y de Puig de les Basses se dividirá en cuanto a concesiones para comunicaciones de la misma manera que en Madrid.

Tendrán 40 minutos a la semana para encuentros en el locutorio, la sala en la que reciben visitas a través de un cristal, y podrán, como marca el reglamento, dividir los minutos en dos encuentros de 20 en sábado o domingo o en un solo encuentro que también deberá ser en fin de semana, salvo en algún caso que se puede habilitar también el viernes. Son cuatro las personas que máximo pueden acudir como visita en esos encuentros. De ser familiares, tendrán que demostrar el parentesco y en el caso de los amigos deberán obtener una autorización del centro penitenciario.

Para los vis a vis dispondrán de 90 minutos al mes y, en caso de tener hijos menores, ese tiempo se doblará y tendrán que ir acompañados de un adulto.

En cuanto a las comunicaciones por teléfono, éstas se dividen en cinco llamadas semanales de hasta cinco minutos cada una. El importe de la llamada lo asume el preso.

Como hasta ahora, no tendrán permisos y grado como presos preventivos hasta que el juicio se resuelva o hasta que el juez al frente, en este caso Pablo Llarena (Tribunal Supremo) decida su excarcelación.

Actividades en prisión

Su rutina como preventivos es la misma que la de los internos que cumplen condena, participando en actividades formativas, deportivas, artísticas o laborales, aunque al no estar condenados no participan en actividades especializadas en la intervención de un delito.

En Lledoners, los módulos se organizan de acuerdo con el "modelo de participación y convivencia" en la vida cotidiana -el único en Cataluña con este sistema-: consiste en que los presos se organizan en comisiones por votación democrática y estas comisiones hacen propuestas que, en caso de aprobarse, se ejecutan junto a los profesionales del centro, informa Europa Press.

Así, pueden autogestionar actividades que van desde iniciativas solidarias a mediación de conflictos o monitoraje deportivo, y en las que pueden implicar a funcionarios de vigilancia, educadores y psicólogos, entre otros.

Según la Dirección General, este tipo de organización, que funciona desde 2012 y se está extendiendo a otros centros, mejora el clima social de los internos, de los profesionales de interior y de tratamiento y reduce la conflictividad.

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