Xavier García Albiol (Badalona, 1967) nació en el barrio de La Morera y es un claro ejemplo de eso que los nacionalistas llaman un charnego: hijo de un emigrante almeriense, conductor de un camión de limpieza municipal, y de una catalana de profesión peluquera. El presidente del Partido Popular en Cataluña podría encajar en el perfil de quienes el nuevo presidente de la Generalitat ha llamado de todo, desde bestias a otros calificativos de grueso calibre. Tal vez por eso se muestra muy pesimista con la futura gestión de Quim Torra, al que califica de supremacista y xenófobo. "En cualquiera democracia con un perfil como el suyo quedaría inhabilitado", sentencia. Nadie intuyó, ni siquiera él mismo, que cuando terminó Derecho e ingresó en el Partido Popular en 1989 terminaría siendo presidente de su formación en su autonomía y el alcalde de la tercera ciudad más importante de Cataluña, lugar al que desea volver tras los malos resultados de las últimas elecciones autonómicas. No se le cae de la boca la expresión normalidad democrática y advierte que el Estado de derecho tiene armas para defenderse y que si se volviera a reeditar el artículo 155 de la Constitución sería más largo y más intenso. Sabe que sus adversarios le sitúan ideológicamente en la extrema derecha y cuando le preguntas, abiertamente, si esto es cierto, reacciona rápido, sin darse un respiro y sin apenas dar tiempo a que la periodista termine pregunta, negando la mayor y afirmado que es un cliché totalmente falso, una forma de desgastarle políticamente para, de paso, atacar a su partido. Durante la entrevista no hay pregunta sin respuesta. Cree que no vamos a unas elecciones anticipadas y niega rotundamente que en el PP se esté preparando el postmarianismo.
¿Qué le parece el perfil del presidente de la Generalitat, que está siendo tachado de xenófobo y supremacista?
Me parece que es de las peores noticias que podía tener Cataluña. Ahora necesitaríamos un presidente que sumara y que no dividiera, y Quim Torra tiene el convencimiento de que los que nos sentimos españoles somos inferiores y nos desprecia profundamente. ¿Cómo nos va a representar alguien así? Es un supremacista.
Ha llegado a decir que el castellanohablante es una bestia, una hiena, una víbora, un carroñero... ¿qué sintió al oír relatarle eso a Inés Arrimadas?
Sentí lo que todos, una gran repugnancia intelectual y un profundo bochorno. Esas afirmaciones son una provocación y un insulto y ponen en evidencia que Cataluña ha llegado al descrédito institucional de tener un presidente que es una vergüenza, no solo para nosotros sino para el conjunto de la clase política europea.
¿Es suficiente con que haya pedido perdón por sus 'tweets', aunque no por sus escritos que son de mayor calibre?
Aquí se trata de si el presidente de la Generalitat cree que los que nos sentimos españoles somos bestias o seres inferiores a los catalanes independentistas. En otros países, cuando se ha descubierto que algún ministro o algún miembro del Gobierno en su pasado había escrito o copiado cosas así se le ha obligado a dimitir. Creo que Quim Torra no está autorizado para seguir al frente de la presidencia de la institución, de la Generalitat, porque es una persona con un perfil absolutamente xenófobo y radical. Solo entiende Cataluña para los catalanes que piensan como él, y al resto nos convierte en invisibles, sencillamente no formamos parte de su pueblo.
¿Usted también cree que es un títere de Puigdemont, tras reconocer él mismo que es su suplente y tomar posesiones obviando al Rey y a la Constitución?
Puigdemont ha escogido al candidato más radical y más obediente. Torra es el presidente del club de fans de Carles Puigdemont, y él mismo lo reconoció en la investidura. Desde la primera intervención como candidato a presidente pretende devaluar la institución. No es un presidente legítimo, porque la legitimidad la ocupa un tercero y es una vergüenza para la institución y para el conjunto de la sociedad catalana.
En ese debate le dijo a la CUP, para agradecerles el apoyo, que los convertiría en los guardianes ideológicos del 'procés', ¿cómo interpreta usted eso?
Torra, con sus planteamientos excluyentes y supremacistas, es una persona muy próxima y muy identificada a los radicales de la CUP. Yo incluso dudo que represente a una parte del independentismo, porque si los dos millones de independentistas se sintieran superiores por la raza que el resto de los catalanes que no lo somos sería muy preocupante. Si el independentismo en general en Cataluña pensara como Torra estaríamos en la Alemania de los años 30, en el nazismo, y me niego a pensar que esto es así.
¿Qué le ha parecido su idea de hacer un parlamento paralelo al que ya existe?
Eso es una anomalía democrática que no se le va a permitir. El Estado de derecho y las instituciones democráticas de España no van a permitir que este señor intente suplantar el papel del Parlament de Cataluña con un órgano a su gusto y al de la CUP. Esto no es Venezuela. Por suerte, España no es Venezuela, donde Maduro hace asambleas paralelas. Una cosa son sus intenciones totalitarias y otra muy distinta es lo que el Estado de derecho le va a permitir o no llevar a cabo.
¿Y cómo se lo va a impedir el Estado de derecho?
Pues aplicando el 155. El Estado ya ha demostrado que tiene instrumentos para controlar a aquellos que intentan llevar a cabo un golpe al Estado. Si en los próximos días o las próximas semanas el presidente de la Generalitat tiene la tentación de articular todo lo que ha expresado verbalmente, si tiene la intención de pasar de las palabras a los hechos, el 155 se tiene que volver a poner encima de la mesa y en este caso con una mayor graduación y más duradero en el tiempo, hasta que regrese la normalidad en Cataluña.
Pero el 155 decae en cuanto haya Gobierno, ¿no?
Sí. El 155 no se puede alargar. Así lo aprobaron PP, Ciudadanos y PSOE, y decae automáticamente en el momento en que haya Gobierno de la Generalitat, pero eso lo que no evita es que al día siguiente se pueda aprobar otro 155 si fuera necesario. A nosotros nos gustaría que no se llegara a esta situación, pero todas las señales que está enviando el presidente de la Generalitat nos hacen temer que vamos a ir al final a un escenario de repetición del 155, como digo con una graduación distinta y un plazo en el tiempo que no esté limitado.
¿Qué le parece que Ciudadanos se esté distanciando del Gobierno y del PSOE en este tema?
Ciudadanos está cometiendo un grave error. Por el interés de arañar un puñado de votos no se puede poner en riesgo la estabilidad de Cataluña y del resto de España, sobre todo cuando fue el partido que con más fuerza condicionó que el 155 no tuviera otra actividad que no fuera la convocatoria de elecciones autonómicas de manera inmediata. Albert Rivera se negó en el mes de octubre a que el 155 pudiera entrar en ámbitos como la educación, la dirección de los Mossos d'Esquadra o los medios de comunicación, y por eso esa actitud de ahora parece un engaño a la población. Hacer electoralismo en un tema tan serio se le puede volver en contra y le puede pasar factura electoral, porque nos estamos jugando la estabilidad de España.
¿Y ahora qué? Porque de momento lo que le ordenó Puigdemont a Torra es restituir a Trapero y a todos los cargos destituidos por el artículo 155. ¿Eso es factible?
En Cataluña todo es factible y todo es posible, por muy disparatada que sea la situación. No obstante, creo que Trapero no está como para poner en riesgo su defensa judicial y dudo que acepte esa oferta envenenada.
Pues también quiere mantener a los 'consellers' destituidos...
La voluntad del apoderado del presidente Carles Puigdemont es mantener la tensión de su Govern con las instituciones del país y especialmente con el Gobierno de España, y no van a dudar en proponer cualquier opción para ello, por kafkiana que sea.
Que Junqueras y el resto estén en la cárcel, ¿es un problema o puede ser parte de la solución? Porque ellos hablan de presos políticos y que no se facilite la extradición de los huidos no ayuda, ¿no?
Presos políticos son los que hay en Venezuela. España es una democracia consolidada y nadie va a prisión por sus ideas, sino por hechos que son delictivos. A partir de aquí, parecería razonable que los países de la Unión Europea miraran muy bien las decisiones que adoptan en el ámbito de la justicia, porque estamos hablando de unos personajes que pretendieron llevar a cabo un golpe al Estado. Si esas personas se van de rositas puede ocurrir algo similar en otros países de Europa, y además se está poniendo en cuestión la euroorden que no puede ser papel mojado.
¿Y mientras tanto qué? ¿Quién paga esta juerga? ¿Ustedes van a preguntar quién va a pagar los viajes de Torra para recibir instrucciones de Puigdemont?
Nosotros hemos pedido que se debata una proposición de ley para que los expresidentes de la Generalitat cuando sean prófugos de la justicia pierdan todos sus privilegios. Y sobre los gastos del procés independentista, estoy convencido de que los hemos pagado todos los catalanes y vamos a estar vigilantes y a exigir que quien haya utilizado dinero público lo acabe pagando y devolviendo.
Pedro Sánchez apuesta por reformar el Código Penal para actualizar el delito de rebelión. ¿Ustedes lo apoyarían?
A mí me parece que cualquier revisión como la que propone el Partido Socialista del delito de sedición, que vaya en la línea de mejorar y ajustar a la realidad la comisión de algún delito, es positivo y si hay consenso deberá llevarse a cabo.
¿Usted contempla un escenario de adelanto electoral en otoño, como sugirió Carles Puigdemont?
Puigdemont no tiene ningún interés en provocar un adelanto electoral, porque ahora tiene de presidente de la Generalitat al más obediente y radical. Además, sabe que él no volverá a ser presidente y no quiere perder el control. Estoy convencido que nos va a llevar a una legislatura larga y que prolongará esto todo lo que pueda.
¿Aplicar el artículo 155 ha permitido la estabilidad? ¿Si se aplicará en una versión más dura, como quiere Ciudadanos, alargaría el conflicto?
En el PP de Cataluña éramos partidarios de un 155 más largo en el tiempo y de mayor graduación, pero el acuerdo con Ciudadanos y PSOE no lo hizo posible. A partir de ahí, claro que el 155 ha permitido la estabilidad, pero estamos perdiendo una gran cantidad de oportunidades económicas, de empleo y de riqueza, y esa Cataluña motor de la economía no volverá hasta que parte de la población, que está absolutamente radicalizada, empiece a abandonar el proceso de ruptura y entienda que lo mejor que le puede pasar a los catalanes es seguir formando parte de España.
¿Ese 155 ampliado que usted plantea incluiría la educación y el control de TV3?
En estos momentos, el problema se podría visualizar en dos ámbitos: que una parte de la escuela en Cataluña se dedica a adoctrinar y que los medios de comunicación públicos son los principales instrumentos de agitación independentista. Yo sería partidario de llevar a cabo una democratización de aquellas instituciones que son básicas para el buen funcionamiento social, y entre ellas los medios de comunicación públicos, que ahora son parte del problema.
Cambiando de tercio, ¿su futuro político será volver a ser candidato a la Alcaldía de Badalona después del fracaso de su partido en las autonómicas?
Los resultados de las autonómicas para el PP es evidente que fueron decepcionantes, porque las expectativas eran francamente positivas y no se cumplieron. A partir de ahí, tiene que haber un replanteamiento sobre nuestro papel. Yo siempre he manifestado que una de mis ilusiones era volver a ser alcalde de Badalona, la ciudad donde llevo ocho años ganado las elecciones, pero esa es una decisión que tenemos que adoptar entre la dirección del partido en Cataluña y la dirección nacional.
Admita que algo le pasa al PP, porque, cuando aún no se ha recuperado del caso Cifuentes, ahora tenemos el caso Casado...
Cristina Cifuentes cometió dos errores graves, que no tenían que ver con su gestión política, y por eso tuvo que dimitir. En relación a la información que ha aparecido de Pablo Casado, yo la desconozco y no puedo dar más datos, pero estoy convencido que él lo aclarará de manera adecuada, porque todo esto es muy fuerte.
¿Y no tiene todo esto que ver con que se esté poniendo en marcha el 'postmarianismo'?
Si alguien plantea que lo que está ocurriendo se debe hacer en una lectura de postmarianismo está consiguiendo todo lo contrario y se está equivocando de parte a parte porque eso limita las expectativas. Estoy convencido de que no hay nadie en el PP en estos momentos con este planteamiento. El post-marianismo es un invento de nuestros adversarios para dividirnos y debilitarnos y no debemos de caer en esa trampa. Quedan dos años de legislatura por delante y tenemos unos retos muy importantes con las municipales y autonómicas, como para ponernos a pensar en nosotros mismos o abrir el melón de la sucesión. Nadie en el PP está pensando en estos momentos en la sucesión de Mariano Rajoy.
O sea que Rajoy va a agotar la legislatura y de ahí que esté tan obsesionado con sacar adelante los Presupuestos, ¿no?
Con la aprobación de los Presupuestos se va a conseguir estabilidad en nuestro país, y eso automáticamente significa confianza. El escenario de aprobación de los Presupuestos será un bálsamo que redundará positivamente, no solo en completar la legislatura, sino también en las decisiones que se tomen en relación a Cataluña.
Por último, dígame, ¿usted cree que va a haber escena del sofá entre Rajoy y Torra?
A mí me parece que el presidente Rajoy tiene que recibirle como haría con cualquier otro presidente autonómico. Otra cosa distinta es que no se puedan poner de acuerdo en casi nada, porque Torra hace planteamientos inadmisibles en democracia. En cualquier otro país democrático una persona que hace las afirmaciones que él está haciendo no tendría cabida, pero en Cataluña se ha instalado la anormalidad política. Estoy convencido de que de haber ido él de cabeza de lista en las elecciones, jamás le habrían votado los independentistas, que están avergonzados de lo que están viendo.