
Ciudadanos dejará de apoyar al Gobierno de Mariano Rajoy en Cataluña. Albert Rivera ha escenificado la ruptura del apoyo al 155 en el Pleno del Congreso de los Diputados a cuenta de la decisión del Ejecutivo de no recurrir ante el Tribunal Constitucional el voto delegado de Carles Puigdemont y Toni Comín, opción que abre la puerta a nombrar un president in extremis.
Esta decisión se circunscribe exclusivamente a la aplicación del 155, en la que Rajoy contaba con el respaldo de Ciudadanos hasta ahora, pero no va a afectar a los Presupuestos de 2018. Rivera lo ha aclarado al abandonar el hemiciclo, después de que Rajoy le acusara de "aprovechategui" por buscar rédito electoral y le pidiera la misma lealtad que el PSOE.
"No estoy dispuesto a que los nacionalistas marquen la agenda a los constitucionalistas porque así hemos llegado hasta aquí". Para la formación naranja, el Gobierno vuelve a "mirar a otro lado" al permitir que de momento -es anulable más adelante- los "fraudes de votos" del de JxCat y del de ERC sigan siendo tan válidos como necesarios para que la investidura un candidato de los partidos independentistas pueda prosperar. "Si yo fuera presidente, intentaría hasta el último resquicio evitar el voto de un huido de la justicia", ha remarcado Rivera.
Una ruptura descafeinada
Cs se erige como el partido que tiene "más autoridad moral" para pedir "responsabilidad" al Ejecutivo, sin embargo, dice Rivera, desde hace cuatro meses el Gobierno no consulta con su formación sobre la gestión de la crisis catalana.
El enfado llega en el coleteo de un tira y afloja (Gobierno central-Cataluña) que podría acabar en una semana si se consigue una investidura no fallida. El plazo de dos meses abierto tras el intento frustrado de investir a Jordi Turull culmina el 22 de mayo con la amenaza elecciones anticipadas como escenario en el que tampoco influiría esta escisión entre Cs y Gobierno.