
Es la cara y la voz de los populares vascos, y su obsesión, cuando la organización terrorista ETA anuncia su disolución, es que seamos los demócratas y las víctimas -no los verdugos- quienes escribamos el relato de lo ocurrido en estos años de sangre y dolor. Alfonso Alonso Aranegui (Vitoria, 1967) ha sido casi todo lo que se puede ser en política, desde concejal a alcalde de su tierra natal, pasando por diputado, portavoz en el Congreso y ministro.
Considera todo un honor poner voz al PP en el Parlamento vasco y ayudar a su formación a recuperar el ritmo en horas bajas, con la mirada puesta en las próximas elecciones. Es reflexivo, sosegado y tranquilo y sigue siendo, a pesar de la distancia, uno de los barones con más influencia en Génova, a quien piden opinión en las cuestiones esenciales.
Cuando le preguntas si la petición de perdón de ETA tiene trampa, dice que éste es un cierre en falso, que los terroristas van a seguir regando la semilla del odio y que, en ningún caso, mientras su partido siga en la Moncloa, habrá beneficios penitenciarios. Dice que la petición de perdón de la Iglesia vasca por su actitud con el terrorismo llega tarde y muy mal. Califica de bochornoso todo lo ocurrido con Cristina Cifuentes, y dice que el precio por el apoyo del PNV a los presupuestos es la estabilidad.
ETA dice que se disolverá el día 4, pero ha pedido un perdón selectivo. ¿Será el final o no cambia nada?
Los comandos de ETA fueron disueltos por la Guardia Civil y la Policía. Ahora van a hacer una escenificación, que ellos llaman disolución, y que será solo un acto final de propaganda. En el comunicado de hace unos días no solo no se arrepienten, sino que justifican su historia criminal, los 30 años de terrorismo, de lucha armada, y quieren no solo reescribir el pasado, sino también condicionar el futuro.
¿Es una forma de blanquear su historia? ¿Antes ponía bombas trampa y ahora su perdón tiene trampa?
ETA no pide perdón, solo dice que ha cometido errores, que hubo gente que murió porque pasaba por ahí, y todos los demás estaban bien asesinados. Este cierre es en falso, porque no reconocen que se han dedicado a asesinar inocentes, que han sido una organización criminal terrorista. No reconocen nada. Lo que quieren hacer es pasar el testigo a otros, manteniendo sus mismos objetivos.
Con la entrega de las armas, ¿usted no da a ETA por liquidada?
ETA, como organización terrorista armada, fue liquidada por el Estado de Derecho, y ahora, como organización política, a través de Sortu u otros quiere subsistir por otros medios. Justifica su pasado y no renuncia a su proyecto. En ese comunicado ignominioso no parece que haya ningún fundamento ético ni nada, solo propaganda. Hablan de poner fin a un conflicto y justifican los objetivos por los que siempre han luchado. Pretenden allanar el camino por la independencia e instalar un Estado en el que no pueda haber disidencias o personas que opinen distinto. Por lo tanto, van a seguir regando la semilla del odio.
¿Y ahora qué? ¿Puede haber beneficios penitenciarios, se acabará con la dispersión?
Los presos de ETA tienen que cumplir íntegramente sus condenas igual que antes. No habrá beneficios penitenciarios en absoluto; el tratamiento de la política penitenciaria tiene que ser siempre individual. Primero, es fundamental que los presos se aparten de ETA, porque hasta ahora la organización terrorista no ha permitido que puedan hacer ese proceso de renuncia y de arrepentimiento, y colaborar con la Justicia. La clave es esa colaboración con la Justicia, porque tenemos cientos de asesinatos que no han sido resueltos. Hubo un desarme sin entregar armas, por lo que no se aportaron pruebas para resolver ninguno de sus crímenes, y ahora hablan de una disolución, reivindicando a ETA como un actor histórico.
¿Me está diciendo con rotundidad que el Gobierno de Rajoy va a velar por que no haya contrapartidas tras la disolución?
El Gobierno no le va a dar absolutamente nada a ETA, y no va a haber ninguna contrapartida. Ni hoy ni nunca se le van a dar contrapartidas a ETA, ni por matar ni por dejar de matar, ni por existir ni por dejar de existir. Ése es en un principio básico, porque un Estado de Derecho, una democracia, no acepta chantajes de terroristas.
¿El final de esta historia se tiene que escribir con vencedores y vencidos, con víctimas y verdugos?
El final lo ha escrito la democracia, y lo escriben las víctimas. Aquí los vencedores hemos sido los demócratas y los vencidos los terroristas. El País Vasco, después de 50 años de terrorismo, tiene una herida moral muy profunda, que no ha cerrado. Esa quiebra moral no es fácil de superar, porque hubo mucha gente que prefirió mirar para otro lado y solo una minoría le plantó cara a ETA, pero hay que tener la valentía de reconocer lo que pasó. Si no hacemos una profunda catarsis moral, no se podrá sentar sobre bases éticas el futuro de la democracia en el País Vasco. Esa es la única manera de poder ir erradicando el odio que, como hemos visto en Alsasua, no ha desaparecido.
La agresión en Alsasua a la Guardia Civil, ¿es puntual o prueba que el odio se mantiene en Euskadi?
Los rescoldos del odio no se han apagado y todavía algunos los avivan. La prueba es lo ocurrido en Alsasua, pero además ha habido más de 70 homenajes a etarras el año pasado, y ese mundo oscuro sigue ahí, enquistado en muchos pueblos del interior del País Vasco.
Las víctimas, históricamente, han pedido justicia y dignidad. ¿Han conseguido esa reivindicación o al final resultan molestas?
Las víctimas, desgraciadamente, son incómodas para casi todo el mundo. Por eso tienen que estar muy presentes. Uno se tiene que sentir desnudo ante la grandeza moral de las víctimas, que jamás se tomaron la justicia por su mano ni apelaron a la venganza, sino que se comprometieron en unos valores que son profundamente democráticos, como la justicia y la dignidad. A las víctimas no hay que mirarlas solamente como seres dolientes o con compasión, sino que deben tener un significado político.
¿En qué sentido?
En el sentido de que las mataron con una intencionalidad política. Fueron asesinadas porque eran un obstáculo para la independencia de Euskal Herria o para imponer su sistema totalitario, y ese es el profundo significado político que las víctimas tienen que reivindicar.
Vamos, que el relato no se puede construir con la receta del olvido…
El olvido es la confusión, construir una falsa memoria equidistante. Construir un relato del pasado, que cuente a la gente más joven, que no lo ha vivido, que aquí no hubo un conflicto, que no hubo dos violencias, como se quiere contar desde el Instituto Gogora y desde el Gobierno Vasco, es un relato muy dañino. Hay muchos jóvenes que no saben quién era Miguel Ángel Blanco, y sobre el olvido se puede construir una falsedad.
¿Que los obispos de Navarra, del País Vasco y Bayona hayan pedido perdón por la complicidad que tuvieron con ETA llega demasiado tarde?
El papel de la Iglesia en el País Vasco fue muy perjudicial. No solo es que su petición de perdón llegue tarde, es que ha llegado muy mal, el día en que ETA ha intentado engañar a todos. ¿Están ellos de acuerdo con este perdón selectivo?
¿Y su partido, que tanto sufrió en 'los años de plomo', va a ser capaz de recuperarse electoralmente?
Sabemos que cuando bajan las aguas, quedan las ruinas de lo que han sido todos estos años. A nosotros nos exterminaron en muchas localidades del País Vasco. Hubo realmente una limpieza ideológica, y 50 años persiguiendo y asesinando al que pensaba de otra manera, tiene sus consecuencias. No es fácil reconstruir una base social en los sitios en los que hemos sido expulsados. Es un proceso que será largo, pero poco a poco recuperaremos los espacios de los que nos echaron los coches bomba y los tiros en la nuca. En el País Vasco se ha hecho una limpieza ideológica contra los no nacionalistas, y darle la vuelta a eso nos llevará un tiempo.
¿Qué le ha parecido la sentencia de La Manada' que ha provocado un profundo rechazo social? ¿Habría que cambiar las leyes?
Es necesario introducir serenidad al debate, porque se están haciendo peligrosos juicios de valor, que cuestionan nuestro sistema judicial. Al margen de que nos guste más o menos o que haya cuestiones que nos cueste entender en esa sentencia, contamos con un sistema garantista, que permite corregir o revisar los fallos por instancias superiores. Ahora mismo esa sentencia no es firme, por tanto, dejemos trabajar a la justicia. Otra cosa también es el debate político para revisar los delitos sexuales, que estoy de acuerdo en que se pueda abrir, pero con tranquilidad y sin presiones.
¿Usted comparte eso que dijo Javier Maroto de que quien miente y roba se tiene que ir de la política? ¿Por eso ha dimitido Cifuentes?
Una persona que roba no puede tener un cargo público. No sé a qué se llama mentir, pero tampoco el político que se dedica a engañar debe estar en la esfera pública.
Tras el caso del máster y el vídeo del hurto, Cristina Cifuentes no tenía otra opción que marcharse, ¿no?
El caso del máster también estaba enmascarando una lucha desgarrada por el poder en la Comunidad de Madrid, pero, con lo ocurrido, el crédito que ella pudiera tener o la confianza que podía inspirar se ha esfumado. No se trata de hacer un juicio moral a Cifuentes, pero es evidente que toda la confianza que podía inspirar a los ciudadanos de Madrid la dilapidó. La única opción era dimitir como presidenta de la Comunidad de Madrid y de sus responsabilidades en el partido.
¿Ha sido fuego amigo el que le ha matado políticamente?
El fuego nunca es amigo. Si acaso, se trata de tener al enemigo en casa.
Pero ese vídeo llevaba años metido en un cajón y alguien ha tenido interés en sacarlo precisamente ahora...
No quiero hacer leña del árbol caído, el árbol ha caído con estrépito y la tentación de algunos es hacer mucha leña, pero no merece la pena. Cristina se ha marchado y los linchamientos solo lo manchan todo.
Lo que se ha llevado por delante es el prestigio de la universidad, y también el de los másteres, ¿no?
Tal vez para proteger a la gente que de buena fe hace un máster debería hacerse una reflexión y revisar si las reglas son suficientes. Esa reflexión es buena que la haga la CRUE, la Conferencia de Rectores, y las propias universidades, que son quienes tienen que garantizar que sus normas y estudios son de absoluta trasparencia.
¿El PP tiene tiempo para recuperar en Madrid el prestigio perdido de cara a las próximas elecciones?
Sea quien sea el candidato, tiene un reto muy complicado, y no hay mucho tiempo para explicar que, más allá de las personas, hay un proyecto que es útil a los madrileños, porque su comunidad es la que más crece, la que más empleo crea, la que más talento es capaz de atraer, y la que realmente constituye una alternativa de gestión más abierta, más liberal, en el conjunto de España. Todo esto hace que Madrid sea líder, y por eso hay que ganar la confianza y la credibilidad y explicar muy bien que nuestro proyecto ha hecho posible un Madrid grande.
No estaría de más que ustedes pidieran perdón por este bochorno, ¿no?
Lo que hay que dar es garantías de que nunca más los madrileños van a tener que pasar estos bochornos en el futuro, eso es lo importante.
Sea como fuere, muchos dan por hecho que asistimos a la etapa final de Mariano Rajoy, ¿es así?
Yo la piel del oso que se llama Rajoy no la vendería de momento. La llevan vendiendo nuestros adversarios desde que empezó y les recomiendo cautela. Ellos saben que es un caballo ganador, que no es fácil doblarle el pulso; por eso le atacan.
Pues todas las encuestas auguran el 'sorpasso' de Ciudadanos...
Si la subida en las encuestas de Ciudadanos se debe solamente al desgaste del PP, es poca cosa. Tienen que demostrar una alternativa, porque, si no, su crecimiento tiene los pies de barro. No veo que tengan una idea, un proyecto, una alternativa sólida para España. Ahora puede ser el partido simpático, pero los ciudadanos son muy exigentes con las florituras, quieren políticas serias y no posiciones que se cambian según sople el viento.
Donde todo sigue igual es en Cataluña. ¿Hay salida o estaremos en 'el día de la marmota'?
La salida para Cataluña es volver a la legalidad. Lo razonable y lo deseable es que hubiera un Gobierno que se dedicara a gobernar en el marco de la ley, con un presidente sin mochilas judiciales. Ahora mismo es muy difícil ser optimista; la crisis política en Cataluña va para largo. La división y el enfrentamiento social se ha llevado hasta las familias. O se recompone la convivencia o las cosas se enquistan.
Su partido -o, mejor dicho, Montoro- tampoco ha estado muy fino diciendo que no se destinó dinero público al 1-O cuando hasta el abogado del Estado dice lo contrario...
Montoro sabrá. Él tiene más información que nadie, pero es muy arriesgado poner la mano en el fuego por lo que hayan hecho los indepes con la gestión de los asuntos de la Generalitat.
Oiga, ¿qué precio le ha pagado a usted el PNV por el apoyo de los presupuestos en el País Vasco y cuánto ha pagado Rajoy para salvar las cuentas del Estado?
El precio es la estabilidad. El PNV lleva dos años con Presupuestos, hay estabilidad, paz fiscal, garantías de defensa de nuestro autogobierno, que es el Concierto Económico, y las cosas en ese sentido funcionan bien. Euskadi era de las comunidades que menos crecía y este año puede ser la que tenga mayor crecimiento. El PNV gobierna con el PSOE en minoría, y nosotros garantizamos la aprobación de los presupuestos y la mayoría para actuar. La alternativa es quedarse colgado de Bildu o de Podemos, y mientras Urkullu quiera mantener una estabilidad, y no se meta en aventuras soberanistas, nosotros mantendremos la colaboración.
¿Y como agradecimiento ellos han apoyado los Presupuestos Generales del Estado?
Bueno, la estabilidad y los apoyos, como es lógico, son de ida y vuelta. Ellos son conscientes de la importancia que tiene para el País Vasco y también para su propio partido que ahora mismo no se revuelvan las aguas.
Pues ellos condicionaban el apoyo a los Presupuestos a que se levantara el artículo 155, cosa que no ha ocurrido…
Se han equivocado pidiendo que se levantara el 155, entre otras cosas porque ellos, en el País Vasco, han aprobado los Presupuestos exactamente con los dos partidos del 155, por lo tanto, lo que vale en Vitoria, creo que también tendría que valer en Madrid, ¿no?