
Solo dos semanas después de estrenar año, 2018 contaba ya más de 30 niños muertos en Guta Oriental, principal bastión rebelde a las afueras de Damasco sobre el que no dejan de caer bombas del Ejército sirio y su aliada Rusia, algunas posiblemente con gas cloro. Los ataques merman las condiciones de vida de las más de 400.000 personas que según la Comisión Independiente de Investigación para Siria de la ONU llevan atrapadas allí tres años, desde que los enfrentamientos se volvieron más cruentos.
Las imágenes de niños ensangrentados y bebés siendo trasladados en condiciones extremas a los hospitales sirios han vuelto a salir a la luz tras el último enfrentamiento en el principal feudo opositor. Al menos 78 personas murieron (19 menores) y 160 resultaron heridas el 6 de febrero en ataques de aviones no identificados pero presumiblemente -según la ONU- parte del asedio gubernamental.
La peor parte se la llevo Duma, la ciudad más grande de la región, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos que denuncia la imposibilidad de acceso a la ayuda humanitaria bien por falta de permiso, bien por el peligro de una zona en la que los explosivos no cesan.
INCROYABLE... Ce bébé est déterré VIVANT... Sauver une vie, c'est sauver l'Humanité... La #Ghouta le 09/02/2018. pic.twitter.com/ryIZpZXDIk
— Syria Charity (@SyriaCharity) 12 de febrero de 2018
(vídeo de un bebé siendo rescatado con vida de entre los escombros)
"Cuando la mayoría de padres empiezan el año con nuevas esperanzas para el futuro de sus hijos, las madres y padres de Siria viven el duelo por los hijos que han perdido" decía a Efe hace un mes Fran Equiza, representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que asegura haber recibido información del interior de Guta Oriental acerca de gente refugiándose bajo tierra porque teme por sus vidas.
Tras el ataque del pasado martes, la ONU pidió una tregua de al menos un mes para poder hacer llegar ayuda humanitaria a los cientos de miles de civiles atrapados en medio de las hostilidades incesantes y "extremas". "Lo que está ocurriendo en Guta no es simplemente una crisis humanitaria porque se le deniega ayuda (a la población), y estos asedios constituyen crímenes internacionales por los bombardeos indiscriminados y la deliberada inanición de civiles", aseguró el presidente de la Comisión Independiente de Investigación para Siria de la ONU, Paulo Sérgio Pinheiro.
Posible ataque químico
La ONU sospecha de que en este último asedio podrían haberse usado bombas de gas cloro en Saraqueb (Idleb), y en Duma, (Guta Oriental). El ataque químico, también señalado por EEUU, no ha sido aún confirmado pero no sería la primera vez que ocurriría en una guerra que dura ya siete años.
En septiembre de 2017, la Comisión hizo responsable a la Fuerza Área siria del ataque con gas sarín efectuado en abril en Jan Shijún con un avión Sukhoi 22 (Su-22), operado únicamente por las fuerzas del régimen, según recuerda Efe.