
El secretismo que cubre las negociaciones entre ERC y JxCat está lejos de ser un sinónimo de que el independentismo tenga 'cerrada' la investidura exitosa de Puigdemont, como pretende el expresidente fugado en Bélgica. Mientras que JxCat asegura que existe un pacto entre ambos partidos para que Puigdemont se convierta en 'president' (sin condiciones y como más le interese), los segundos, sin negarlo públicamente, lanzan mensajes de que esta posibilidad está todo menos acordada. Un ejemplo lo dio ayer mismo Joan Tardà, diputado de ERC en el Congreso, antes de entrar en el 'Parlament', al señalar que habrá 'Govern', pero sin comprometerse a dar el nombre de quien lo liderará.
Los republicanos, con Oriol Junqueras, presidente de su partido, en presión preventiva, no están demasiado contentos con los efectos de la 'fuga' de Puigdemont y temen el impacto legal de cualquier paso en falso. Desde el PDeCat insisten en que ambos habían pactado que uno se quedaría en Cataluña y otro huiría, pero existe la sensación de que la libertad de Puigdemont y el encarcelamiento de Junqueras han perjudicado a ERC en las elecciones del 21D; y parece poco probable que ERC esté dispuesto a que Puigdemont y el PDeCat saquen rédito político de esta circunstancia.
Sobre la mesa, además, está la sentencia del 'caso Palau'. La petición de responsabilidades a Puigdemont por ahora ha sido moderada, pero es un recurso al que siempre puede recurrir ERC para insistir en pactar otro candidato que cree más consenso. Ni la CUP, ni Catalunya en Comú parecen muy cómodos con apoyar o abstenerse en la investidura de un exconvergente y sus votos serán claves para poder formar un nuevo Gobierno en Cataluña. Por sí mismos, los 'cupaires' ya pueden tumbar la designación de Puigdemont. Sus cuatro diputados son la línea que da la mayoría. Si los 'Comuns' votan en contra, es necesario que los miembros de la CUP se abstenga y son poco predecibles. Insistieron ayer en que la "persona" que habite el Palau no es lo importante, sino el programa de 'Govern'. Y pidieron unilateralidad.
En su discurso de investidura como presidente del 'Parlament', Roger Torrent, diputado de ERC, dio pistas de cuál es el sentimiento real que existe dentro del partido. Torrent se comprometió a defender la libertad de expresión de "todos" los diputados electos, pero también a trabajar para "recuperar las instituciones". La primera afirmación parece esconder que está dispuesto a apoyar el voto delegado de los diputados fugados -algo que Moncloa sí podría recurrir-, y la otra es una manera de reafirmar que el objetivo de ERC es poner fin al artículo 155, algo que difícilmente sucederá si Puigdemont se empecina en una investidura telemática. Ara recordó, además, que el propio Torrent adelantó que ERC no quiere dar pasos en contra de la opinión de los letrados; y estos no ven viable una investidura a distancia.