El papel de la Iglesia en el conflicto independentista catalán continúa siendo objeto de polémica, ya que su actividad en los últimas décadas ha ido mucho más allá de los pronunciamientos públicos de algunos de sus miembros sobre el derecho a votar. La Iglesia juega con fuego en Cataluña y podría quemarse con la casilla del IRPF.
"Sin el adoctrinamiento en colegios religiosos no se habría alcanzado jamás el delirio independentista", escribía esta semana Oriol Trillas, abogado especialista en asuntos eclesiásticos en Barcelona, en el diario El Mundo.
Lengua, historia y discursos secesionistas han sido impartidos en todos los niveles educativos en la gran mayoría de los centros educativos privados de Cataluña.
La relación entre Iglesia y secesionismo comenzó a fraguarse en los primeros años del Govern de Jordi Pujol, cuando nombró director general de Juventud de la Generalitat a Enric Puig, un sacerdote que se encargaría de las políticas de este departamento entre 1980 a 1989.
Tras ocupar este puesto, Puig llegaría a estar al frente de la Fundación de Escuelas Cristianas de Cataluña, una fundación que representa el 60% de los colegios privados de la comunidad y que el 1-0 cedió decenas de centros para acoger las votaciones del referéndum.
Pero este ascenso político y educativo tuvo, según Trillas, una contrapartida clara de parte de un joven Jordi Pujol: "Yo os cubro económicamente y respeto vuestras inmensas propiedades a cambio de que contribuyáis a la construcción del país".