
El Gobierno, el Partido Popular y el Partido Socialista representaron ayer una fuerte imagen de unidad rechazando el contenido de la última expresión epistolar del president Carles Puigdemont, donde vino a decir que si el Estado persiste en la suspensión de la autonomía catalana, el soberanismo procederá a declarar la independencia de manera formal en el Parlament. Así pues, se aplicará el 155. Pero por dentro, entre bambalinas, socialistas y populares todavía ayer no habían logrado consensuar ni las medidas ni los plazos para aplicar este artículo.
Es más, está previsto que las mesas de trabajo que todavía continúan -unas de carácter político, para generar el clima, el ambiente, y otras de carácter técnico- se prolonguen a lo largo del día de hoy e incluso se extiendan hasta la madrugada si fuera necesario. Aspectos como la fecha e incluso la celebración de unas elecciones autonómicas provocan uno de los puntos de mayor fricción -algunos les llaman flecos- entre los nuevos aliados políticos, de donde se ha excluido desde un principio a C's.
El martes pasado, Pedro Sánchez mantuvo una reunión en Moncloa con Rajoy hasta altas horas de la noche. Ayer, la vicepresidenta del Gobierno se vio en el palacio presidencial con la socialista Carmen Calvo para coordinar la respuesta a Carles Puigdemont. Las sesiones de trabajo no han puesto todavía el punto final a su tarea. Los contactos entre los dos partidos serán permanentes y las negociaciones "punto por punto" seguirán hasta el último minuto. Y "aquí -confiesan fuentes populares- se habla de todo", incluido del límite temporal de estas medidas y de las elecciones autonómicas y la conveniencia de sus fechas.
Cómo encajar las elecciones
Desde las filas socialistas se defiende un 155 muy limitado y lo más breve posible, que permita la vuelta a la normalidad y donde los servicios públicos no se vean alterados, lo que por otra parte debería estar en la lógica del cumplimiento del artículo 155 si de lo que se trata es de restituir el autogobierno catalán. Además, el PSOE quiere que esta aplicación concluya con unas elecciones autonómicas, en el menor tiempo posible.
En el PP se contienen. Guardan la cada vez más remota esperanza de que Carles Puigdemont convoque elecciones, porque es el único que tiene potestad para ello, al menos hasta que el 155 no llegue al pleno del Senado. Pero, y a propósito de los comicios autonómicos, tampoco desdeñan que este artículo haga más mártires a los independentistas. Por esa razón, en el partido en el Gobierno no tienen tan claro que una salida electoral les favorezca. "Situaciones tan convulsas y de excitación -señalan- son muy peligrosas. Volatilidad, incertidumbre, es que no sabes de dónde te pueden venir", indican, preguntándose qué pasaría convocando a los ciudadanos a las urnas en momentos de esta naturaleza.
Lo que sí parece claro en el acuerdo entre PP y PSOE es que el Parlament no se cerrará -aunque cerrado ya está-. Solo se cerrará cuando si se disuelve la cámara cuando llegue el tiempo de elecciones.
A esta comunión de los dos primeros partidos se suma en líneas generales Albert Rivera, quien siempre defendió la aplicación del 155 con la finalidad de convocar unas elecciones transparentes en la que tengan voz todos los catalanes.
Rivera está convencido de que los sondeos les son favorables a las fuerzas constitucionalistas, y por supuesto a C's. Y a su favor argumenta que eso explica por qué lo soberanistas no se atreven a dar el paso de llamar a los votantes a las urnas de una manera legal.
Unidos Podemos no ha cambiado su guión. Defiende abrir un proceso constituyente, aunque en el fondo no ve mal la celebración de unas elecciones que podría darle buenos resultados en esta comunidad y convertirles en el partido decisivo para conformar mayorías en el Parlament.
Del lado independentista, las posiciones oficiales son contrarias a unas autonómicas convocadas asl albor del 155. Sin embargo, hay quien insiste en que este artículo es la mejor campaña de victimismo para acudir a la cita con las urnas. En privado, ERC no lo ve con tan malos ojos, mientras en PDeCAT hay fisuras y confusión y la CUP solo quiere independencia.
En este pesar de incertidumbre económica, mañana, el presidente del Gobierno reunirá al Consejo de Ministros para iniciar los trámites de la aplicación del 155. A partir de aquí, la Mesa del Congreso es posible que se reúna el mismo sábado o el lunes para poner en marcha la tramitación, que concluirá con una sesión a la que podría acudir Puigdemont el miércoles o el jueves próximo. Ahora bien, si minutos antes, el president disolviera el Parlament y convocara elecciones, la cita con las urnas sería el 17 de diciembre.