
Aquellos que pensaron que, tras recuperar el poder a nivel nacional, Pedro Sánchez iba a olvidar a los barones socialistas que se enfrentaron a su causa, estaban equivocados.
El primer aviso lo dio el portavoz de los socialistas, Óscar Puente, al avisar que, de cara a los congresos regionales, "no se alentarían candidaturas contra nadie, aunque tampoco se impedirá que se presenten".
En Ferraz se comenta que la frase era un serio aviso. "Es evidente que somos más favorables a personas que nos apoyaron en el pasado proceso de primarias", confirman desde el entorno de Sánchez.
Antes de ser reelegido secretario general del PSOE, Sánchez transmitió a los barones afines a Susana Díaz -todos salvo la balear Francina Armengol- que no tenían nada que temer si él ganaba las primarias.
Cuando se materializó la victoria, Sánchez empezó a pensar en su Ejecutiva 'a medida', en la que no tenía hueco para los barones -solo resistió Fernández Vara- territoriales en la que incluiría afines a Díaz y Patxi López, el tercer contrincante, pero con cautela. Y así fue, más visible esa representación en el caso del político vasco a quien nombró secretario de Política Federal del PSOE.