
Mariano Rajoy quiere hablar con Pedro Sánchez. Al menos, así lo transmitió ayer desde Bruselas, en consonancia con el mensaje enviado por su Gobierno unas horas antes desde La Moncloa. El Ejecutivo invita al secretario general del PSOE a llamar a Rajoy cuando desee, porque ambos -dijo el presidente del Gobierno- tienen que hacer un esfuerzo para entenderse.
El presidente está dispuesto a abordar las cuestiones de Estado con el dirigente socialista. De antemano, da por sentado que el nuevo PSOE le apoyará ante el desafío soberanista. Persevera. No tiene ninguna duda. Pedro Sánchez mantendrá la defensa de la unidad de España y la soberanía nacional, apostilla. Eso sí, en el terreno de los peros se abren muchas incógnitas. La primera de ellas, qué significa plurinacionalidad. Porque el presidente no está a favor de este concepto y, en su opinión, Sánchez "tendrá que explicar en qué consiste".
Reforzando esta desconfianza presidencial, el portavoz del Gobierno apeló tras el Consejo de Ministros a los valores constitucionales y al espíritu de la Transición para exigir la talla que se espera de un "Partido Socialista que contribuyó a forjar los consensos". Seriedad, reclamó el también ministro de Cultura. "La política tiene que ser una actividad útil y razonable", cargó su argumento. Además, "este Parlamento no permite mayorías alternativas. Lo hemos visto con la moción de Pablo Iglesias", remató.
Así pues, la visión que Sánchez tiene de España y, por ende, el posicionamiento del Partido Socialista frente a la Constitución, establece una de las grandes preocupaciones del Gobierno y, cómo no, del Partido Popular, que ya se ha atrevido a catalogar de "populista" el giro a la izquierda de Pedro Sánchez, equiparando a éste con las tesis de Pablo Iglesias y de Marine Le Pen, del Frente Nacional Francés.
La vuelta de tuerca de los socialistas con el Tratado entre la UE y Canadá también desconcierta al Ejecutivo de Rajoy. Ayer, el ministro de Economía se pronunció sobre esta cuestión, sorprendido de que el PSOE se mueva entre el no y la abstención respecto a un "acuerdo modélico", aprobado por el Parlamento Europeo, incluso con el voto a favor de la mayoría de europarlamentarios socialistas.
No podemos poner en cuestión -observó el titular de la cartera de Economía- el modelo globalizador por el que apuesta Europa, frente a los sistemas proteccionistas y populistas que propician no estar a favor de este acuerdo.
Después de abonar el terreno con datos sobre la prosperidad de España en los últimos 40 años -"el PIB se ha multiplicado por 16, la renta per cápita por 12, y la pensión media por 9"-, Íñigo Méndez de Vigo manifestó que no es coherente, no es serio, y hasta "sería malo para el PSOE" retirar su apoyo al CETA. Máxime -recordó el portavoz del Gobierno- cuando los europarlamentarios socialistas votaron a favor en Estrasburgo. El miércoles, con Sánchez, el Partido Socialista decidió un voto en contra. Este jueves, y tras el paso del comisario Pierre Moscovici por Madrid, se cambió por la abstención. Y por último, ahora estamos pendientes de la reunión del lunes con los sindicatos para fijar la posición final.
Una puerta abierta para negociar el techo de gasto con el PSOE
El Gobierno de Mariano Rajoy deja la puerta abierta al Partido Socialista para negociar el techo de gasto. Ayer, el ministro de Economía se refirió a ello al determinar que, partiendo, con reservas, de un techo de gasto menos restrictivo que el de años anteriores, eso da margen para más acuerdos. De manera que, "¿por qué no vamos llegar a acuerdos con el PSOE?", se preguntó con retórica el ministro Luis de Guindos. Así que "no se da por cerrada la puerta, hemos llegado a otros acuerdos, y me consta que Hacienda lo va a intentar", señaló.