La pasada semana, el expresidente del Gobierno, Felipe González, realizó sus primeras declaraciones tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias socialistas.
González, que fue uno de los principales avales de la derrotada Susana Díaz, reconoció que estaba en "minoría en su partido y que, por ello, no quería interferir" en las decisiones que el PSOE con Sánchez al mando, pueda tomar en el futuro.
Más importante que lo que dijo fue lo que calló. De hecho, desde el entorno cercano a González se comenta que la victoria de Sánchez le ha dejado en una situación muy incómoda dentro del partido.
"No cree que se lo pidan. Pero en caso de que lo hicieran, no tiene la más mínima intención de colaborar con el secretario general", indican las fuentes.
Es más, en su círculo se dice que ni siquiera sabe a estas alturas si irá al próximo Congreso Federal del mes de junio, que entronizará a Sánchez. "Considera que no es una buena idea", dicen.
Entidades
