
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y sus 22 ministros pasarán el 8 de febrero de convivencia en la finca estatal de Quintos de Mora (Toledo) para aumentar la confianza entre los integrantes del Ejecutivo. El encuentro, que en un principio parecía planeado para extenderse todo el fin de semana, ha quedado reducido finalmente a la jornada del sábado.
Sánchez busca que los miembros del Gobierno hagan piña y aumenten la confianza mutua, una estrategia que ya ha utilizado estando en la oposición y que repitió con su primer gabinete de ministros tras ganar la moción de censura en junio de 2018; será esta la primera vez que los ministros de Unidas Podemos visiten la finca aunque el Ejecutivo en esta ocasión no hará noche allí, según han confirmado fuentes de Moncloa.
La idea es que durante las horas de convivencia cada ministro pueda exponer las prioridades de su departamento, se comparta información en aras de una mayor coordinación y se propicie un brainstorming para la presente legislatura.
La cita se producirá justo a la vuelta de Sánchez de Barcelona, donde acude mañana para reunirse con el president de la Generalitat, Quim Torra, y donde también se encontrará, a posteriori, con la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, la presidenta de la Diputación de Barcelona, Nuria Marín, y representantes de la entidad Barcelona Global.
Bautizada como "el rancho de Aznar"
Quintos de Mora es una finca propiedad del Estado desde 1942 -en concreto pertenece al Organismo Autónomo Parques Nacionales- sita en los Montes de Toledo, en el municipio de Los Yébenes, que cuenta con una superficie de 6.800 hectáreas. En enclave ha sido el lugar elegido por algunos presidentes del Gobierno para recibir las visitas de otros mandatarios. Una de ellas fue la de George W. Bush en 2001, que dio lugar a bautizar el lugar como "el rancho de Aznar" tras referirse así a la finca la consejera de Seguridad Nacional de Bush, Condoleeza Rice.
Además de para recibir visitas, Aznar o después José Luis Rodríguez Zapatero, Quintos de Mora fue utilizada no sólo para alojar a sus huéspedes internacionales sino también para disfrutar ellos de unos días de descanso o preparar estrategias políticas (entre su paredes Aznar preparó con Mariano Rajoy en 2003 los cambios en el Gobierno y del PP tras elegirle como su sucesor).