
La medida más utilizada para evaluar el nivel de deuda pública de un país es la comparación del importe de la deuda pública con el PIB (Producto Interior Bruto) de dicho país. El PIB mide el valor monetario de todos los bienes y servicios producidos en dicho país en un año.
El aumento de la deuda pública respecto al PIB ha sido una constante, especialmente tras el estallido de la Gran Crisis Financiera por la quiebra de Lehman. Niveles de deuda pública que parecían insostenibles hace dos décadas se han convertido en la norma.
A modo de ejemplo, el nivel de deuda pública sobre el PIB exigido para formar parte del euro a partir de 1999 era de un máximo del 60%. Ya entonces se hizo la vista gorda con el nivel de deuda de países como Italia, con un 118% de deuda/PIB en 1998. Hoy, solo nueve países de los 20 de la Eurozona tienen un nivel de deuda inferior al 60%, todos ellos países pequeños salvo Países Bajos.
Abundan los análisis que quitan importancia al nivel de deuda pública de los países occidentales, aunque superen el 100% del PIB, poniendo como referencia la evolución de la deuda pública de Japón, que supera el 250% de su PIB. En 2010 superó por primera vez la barrera del 200% de deuda sobre el PIB y aun así desde entonces no ha sucedido ningún accidente. Entonces, ¿por qué preocuparse por alcanzar una deuda sobre PIB del 120% en Estados Unidos?
La respuesta es múltiple. En primer lugar, aunque no haya ocurrido un accidente hasta ahora, el riesgo de que suceda uno aumenta según va incrementándose el nivel de deuda. En segundo lugar, la economía japonesa tiene unas características muy peculiares, en algunos puntos incluso opuestas a las de la economía estadounidense. Entre otras:
- Ahorro interno. Japón es un país que ahorra todos los años. Tiene superávit permanente por cuenta corriente. En otras palabras, los ingresos que recibe del resto del mundo son mayores que los pagos que realiza al exterior. Esto incluye la balanza comercial, la balanza por servicios y los ingresos por inversiones en el extranjero menos los pagos a inversores extranjeros. La situación de EEUU es justo la opuesta. Tiene un déficit por cuenta corriente crónico, motivado principalmente por su elevado déficit comercial.
- Ahorro acumulado en el exterior (PIIN: Posición de Inversión Internacional Neta). Japón posee más activos en el extranjero que los activos que los extranjeros tienen en Japón. De hecho, Japón es uno de los principales acreedores del mundo con una posición neta inversora de entre 3,5 billones y 4 billones de dólares. De nuevo la situación de Estados Unidos es la opuesta. Los extranjeros poseen muchos más activos en EE.UU. que los estadounidenses en el resto del mundo. De hecho, EE.UU. es el principal deudor del mundo, con una posición neta negativa cercana a los 18 billones de dólares.
- Tenencia de la deuda pública. En el caso de Japón, más del 90% de su deuda pública está en manos de inversores japoneses, siendo el principal tenedor el Banco de Japón con casi el 50% de la deuda. En el caso de Estados Unidos, los extranjeros poseen un 30% de su deuda pública, porcentaje que se ha reducido significativamente en los últimos doce años. Por su parte, la Fed posee el 17% de la deuda y continúa reduciendo su posición.
- Pago de intereses sobre el PIB. Japón apenas paga el 1% de su PIB en intereses, debido a su política de tipos cero o incluso negativos durante muchos años y a haber distorsionado completamente la rentabilidad del mercado de bonos. En el caso de Estados Unidos, el pago de intereses supera ya 1 billón de dólares, o más del 3,3% del PIB, y la tendencia es claramente al alza.
- Déficit público. En ambos casos, Japón y Estados Unidos sufren de déficit públicos crónicos, superiores al 5%, que han de financiar y que suponen un incremento permanente de la deuda.
En definitiva, aunque Japón tenga un nivel de deuda pública tan elevado, más del 90% de su deuda está en manos de japoneses, los intereses son mínimos por la agresiva intervención del Banco de Japón y además tiene una elevada capacidad de repatriar inversiones actualmente en el exterior para comprar su propia deuda si los tipos de interés subieran. Dicho esto, con una inflación que alcanza el 3,5% tener tipos de corto plazo del 0,5% y tipos a 10 años del 1,5% es aplicar una dura represión financiera a los tenedores de deuda.
Estados Unidos no puede mirarse en el espejo de Japón para despreocuparse de su nivel de deuda. Es más, una perturbación del mercado de la deuda pública japonesa puede tener un efecto inmediato en el mercado de deuda norteamericana por repatriación de capitales japoneses.
Japón tiene un problema con su deuda pública. Estados Unidos y la inmensa mayoría de los países occidentales, también. Nada que sea insostenible puede perdurar indefinidamente.