Las personas que no comen carne tienen casi un 50% más de probabilidades de padecer roturas de huesos, sobre todo en piernas, caderas y vértebras, por un menor aporte de proteínas y calcio.
Las personas veganas, que no comen ningún producto de origen animal, incluyendo los lácteos, los huevos y la miel; los vegetarianos, que sí incluyen en su dieta los citados alimentos, así como los pescetarianos, que solo comen carne procedente del mar, es decir, pescados y mariscos, tienen un mayor riesgo de sufrir fracturas en los huesos de todo el cuerpo, según un estudio publicado por la revista médica británica BMC Medicine.
El trabajo detalla que los veganos, con un consumo medio de calcio y proteína por debajo del que presentan las personas que comen carne, presentan un 43% más de posibilidades de fracturas, con un riesgo específico más elevado en las caderas, las piernas y las vértebras.
En cuanto a los vegetarianos y pescetarianos, también presentan mayor peligro de fracturas, si bien, refiere el estudio, el riesgo se reduce parcialmente en función del índice de masa corporal, así como del consumo de calcio y proteína.
Catorce años de seguimiento
Para llegar a estas conclusiones, un equipo de investigadores de las universidades inglesas de Oxford y Bristol han analizado datos procedentes de 54.898 hombre y mujeres que viven en el Reino Unido, a quienes se les hizo un seguimiento de su dieta y estado de salud durante ocho años, en concreto entre los años 1993 y 2001.
Entre los participantes del estudio, 29.380 consumían carne; 8.037 comían pescado pero no carne; 15.499 eran vegetarianos y 1.982 veganos. Sus hábitos alimenticios fueron analizados en el momento en el que se les seleccionó para el estudio y actualizados de nuevo en 2010.
Durante la media de 18 años en los que se observó a cada uno de los participantes en el estudio, se registraron 3.941 fracturas en total, incluidas 566 en brazos; 889 en muñecas; 945 en caderas; 366 en piernas; 520 en tobillos y 467 en clavícula, costillas o vértebras.
Los investigadores no apreciaron diferencias significativas en el riesgo de fracturas en brazos, muñecas o tobillos una vez tenido en cuenta su índice de masa corporal; si bien sí que encontraron mayor riesgo para las piernas, la clavícula, las costillas y las vértebras entre quienes no comían carne.
Un IMC bajo no siempre es bueno
En declaraciones a la revista BMC Medicine, uno de los autores del estudio, la epidemióloga nutricionista de la Universidad de Oxford, Tammy Tong, afirmó que "estudios previos han mostrado que índices de masa corporal bajos están asociados con más fracturas de cadera, mientras que una dieta pobre en calcio y proteínas está ligada a una salud ósea más pobre".
Al mismo tiempo, Tong subrayó que "las dietas bien equilibradas, predominantemente basadas en vegetales, pueden tener como resultado una mejora en el nivel de nutrientes y han sido asociadas a menos riesgos de ciertas enfermedades, incluidos los problemas de corazón y la diabetes".
Valorar pros y contras
La especialista concluyó diciendo que "los individuos deben tener en cuenta los beneficios y los riesgos de una dieta y asegurarse de que tienen unos niveles adecuados de calcio y proteína, así como de mantener un índice de masa corporal saludable, ni con sobrepeso ni por debajo de un peso adecuado".
Carencias nutricionales
La plataforma sectorial Carne y Salud recuerda que la restricción de alimentos de origen animal puede comprometer el aporte de nutrientes esenciales que son de vital importancia, especialmente en etapas de crecimiento y desarrollo.
Al margen de los ya referidos problemas óseos, en Carne y Salud inciden en que, al contrario de las fuentes dietéticas de origen, animal, las proteínas de origen vegetal no presentan una alta biodisponibilidad.
Asimismo, algunos alimentos ricos en proteínas vegetales presentan factores, denominados "antinutrientes", que pueden limitar la absorción de proteínas como taninos, fitatos y glucosinatos.
Además, al contrario que las proteínas de origen animal -consideradas de alto valor biológico -las proteínas procedentes de los vegetales carecen de algunos de los aminoácidos esenciales.
Falta de hierro
En las dietas que prescinden de la carne también se ven comprometidos minerales como el hierro, el zinc y el calcio, que son micronutrientes esenciales que ejercen múltiples y variadas funciones fisiológicas importantes. Así, por ejemplo, la biodisponibilidad del hierro es mucho mayor (20%-30%) en alimentos de origen animal.
Además, obviar la carne en la dieta puede provocar carencias en las vitaminas D y B12. Finalmente, la carne aporta ácidos grasos esenciales que contribuyen al correcto funcionamiento del sistema nervioso central.