Opinión

El curso que viviremos peligrosamente

  • Sánchez promete a la UE que recortará 1.600 millones en bonificaciones tributarias

Como suele ser habitual el inicio del curso político viene acompañado de la correspondiente serie de encuestas sobre intención de voto que en esta ocasión insisten en una abrumadora mayoría del centro derecha pero matizado por una preocupante subida de Vox. Preocupante sobre todo para el Partido Popular, y muy posiblemente beneficioso para un Pedro Sánchez que tiene en el partido de Santiago Abascal su comodín del público para seguir alentando el espantajo de la ultraderecha y ver como la división del voto entre los grupos de la oposición le favorece.

Una realidad social y demoscópica que, de momento, no parece vaya a trasladarse a la realidad política y parlamentaria porque pese a su incapacidad para gobernar el presidente sigue enrocado en su "yo sigo", concentrado en aguantar y dispuesto a seguir humillado y sometido al chantaje permanente de sus socios de la coalición Frankestein, enemigos de España, sin contar con el Parlamento y violando de forma continuada los principios democráticos y constitucionales derivados del régimen de libertades del 78.

El mismo Sánchez al que el día después de su exigida entrevista en televisión española, el psicólogo sanitario y forense Jose Capot, definía en un medio de comunicación como un individuo que "presenta un comportamiento maquiavélico. Astucia, engaño y falta de escrúpulos y reacción y que antepone sus intereses personales sin valorar las consecuencias morales".

Todo ello en un curso político marcado por las elecciones autonómicas en Castilla y León y Andalucía, por la guerra renovada del Ejecutivo contra el poder judicial, por los procesamientos y actuaciones jurídicas por las presuntas actividades delictivas de la mujer del Presidente, su hermano, el Fiscal General y sus más estrechos colaboradores como Ábalos, Koldo y Cerdán. Curso que, siguiendo su técnica habitual Pedro Sánchez Houdini ha empezado recurriendo al escapismo, inventándose una salida internacional, en este caso Gaza, para anunciar humo y tratar de que no se hable de sus miserias personales, de su partido y de sus insuficiencias de gestión.

Eso, además de prepararse para un curso plagado de graves derrotas parlamentarias, que empezarán por el proyecto de ley de reducción de jornada laboral a 37 horas y media que salvo milagro de última hora no conseguirá superar las enmiendas a la totalidad presentadas por PP, Vox y los puigdemones de Junts per Cat. Y que continuarán con los Presupuestos Generales del Estado cuya presentación y, en su caso, hipotética aprobación, está cada vez más lejos en las intenciones de Moncloa y en el tiempo. De hecho, el golpista catalán fugado de la Justicia en Waterloo ya la ha dejado claro al correo del zar, Salvador Illa, que los Presupuestos, de entrada, no.

Y un curso político que en materia económica seguirá marcado por un déficit público y una deuda desbocadas, liderando el desempleo y la pobreza en Europa, y con un nuevo asalto fiscal que, en esta ocasión y todo apunta que se va a perpetrar reduciendo las deducciones fiscales que, hasta ahora, permiten aliviar el abuso impositivo que sufren los ciudadanos españoles.

Recordar que el gobierno de Sánchez se ha comprometido con la Comisión Europea a recortar 1.600 millones de euros en bonificaciones fiscales y como confirman en medios próximos a los técnicos de Hacienda, el Ejecutivo estaría preparando un paquete de medidas que afectarían a las deducciones en IRPF, planes de pensiones vivienda o por trabajos y proyectos de I+D.

Recortes que irían acompañados de supresión del IVA reducido que se aplica a determinados productos, del impuesto al diésel el impuesto de sucesiones y donaciones o la fiscalidad sobre las loterías y premios en sorteos y concursos de televisión, afectando directamente al consumo, a la inversión y al poder adquisitivo de los trabajadores y familias. Como venimos repitiendo con reiteración con Sánchez los españoles somos más pobres, pagamos más impuestos y tenemos los peores servicios de la historia. Amén.

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