Opinión

Por qué prevenir hoy es evitar recortes mañana

  • España sigue destinando una proporción mínima de su presupuesto sanitario total a la prevención: apenas un 2,5%, del cual solo un 0,5% se dedica a vacunas
  • El envejecimiento de la población elevará el gasto sanitario público del 6,7% al 7,3% del PIB en las próximas décadas
Guillermo de Juan, VP Relaciones Institucionales y Comunicación de GSK en España y en Europa
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El debate sobre la sostenibilidad del sistema sanitario español sigue instalado en un falso dilema: o se recorta, o se gasta más. Pero esta dicotomía es engañosa. Existe una tercera vía: invertir mejor. Invertir en salud, en prevención, en evitar complicaciones antes de que se conviertan en enfermedades graves. Pocas inversiones ofrecen tanto retorno social y económico. Los datos son claros. El Ageing Report 2024 de la Comisión Europea proyecta que el envejecimiento de la población elevará el gasto sanitario público del 6,7% al 7,3% del PIB en las próximas décadas, pudiendo superar el 8% en escenarios de riesgo. En paralelo, Eurostat estima que, en España, el 30% de la población tendrá más de 65 años en 2030, lo que intensificará aún más la presión presupuestaria sobre el sistema sanitario. Este incremento del gasto no solo es inevitable: es deseable, si se orienta a transformar el sistema desde dentro.

Porque la clave no está en gastar más, sino en gastar mejor y ahí es donde la prevención cobra protagonismo como una auténtica inversión de Estado. El reciente informe sobre el valor de la prevención para el crecimiento económico y la sostenibilidad —elaborado por The European House - Ambrosetti — lo deja claro: cada euro invertido en prevención puede generar entre 2 y 7 euros de retorno económico total, y entre 1,8 y 3 euros en retorno fiscal directo. Un potente efecto multiplicador, que justifica con creces un cambio de enfoque. La vacunación, particularmente en personas mayores, es uno de los ejemplos más claros de esta ecuación virtuosa.

Sin embargo, España sigue destinando una proporción mínima de su presupuesto sanitario total a la prevención: apenas un 2,5%, del cual solo un 0,5% se dedica a vacunas. Son cifras muy por debajo de las recomendaciones internacionales, que reflejan una infrautilización de una de las estrategias más coste-efectivas para el sistema. Invertir en programas de inmunización frente a herpes zóster, gripe, VRS o neumococo en adultos no solo mejora la salud individual: evita hospitalizaciones, reduce la dependencia funcional y libera recursos críticos del sistema. Una verdadera estrategia de racionalización presupuestaria que genera, además, un extraordinario valor social.

Este enfoque gana aún más relevancia a la luz del nuevo Marco de Gobernanza Económica de la UE (NEGF), vigente desde abril de 2024. Esta norma exige a los Estados Miembros planes fiscales y estructurales orientados a asegurar la sostenibilidad de la deuda sin asfixiar el crecimiento. A comienzos de 2025, el Consejo de Europa aprobó el plan que España presentó a la Comisión. Un plan que establece una senda de gasto neto compatible con la reducción gradual del déficit y prevé rebajar la deuda pública del 105% al 90% del PIB.

Más allá de los números, el plan incorpora una agenda de reformas estructurales en las transiciones digital y ecológica, pensiones o fiscalidad que es susceptible de ser ajustada si se actualizan las prioridades estratégicas del país. En este sentido, la prevención —y en particular la inmunización adulta— tiene la oportunidad de ocupar un lugar en esa hoja de ruta. La nueva lógica presupuestaria europea no prohíbe invertir: exige justificar mejor cada euro gastado. Y si algo demuestra la evidencia, es que vacunar es una de las formas más rentables de contener costes sanitarios futuros y reforzar la cohesión social.

Por eso, urge posicionar y reconocer a nivel político, social y presupuestario el valor de la vacunación. No como una carga para el sistema, sino como una herramienta estratégica dentro de las reformas exigidas por Europa. Incorporar su impacto fiscal en los informes del Semestre Europeo o en los futuros planes del NEGF sería un paso crucial. Los responsables públicos deben comprender que la prevención es una herramienta fundamental para garantizar la viabilidad del sistema sanitario y asegurar un futuro saludable. Cada programa de vacunación que se pospone es una oportunidad perdida de ahorrar recursos futuros y mejorar la calidad de vida de miles de personas. El momento es ahora. Solo falta la voluntad política para actuar. Porque prevenir hoy es evitar recortes mañana.

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