
Los tres primeros meses de 2025 bastan para que el precio de las segundas viviendas costeras se encarezca en España hasta un 14% interanual. Este mercado dista mucho de ser residual en un país tan turístico, y con un litoral tan apreciado, como el nuestro. Muy al contrario, las hipotecas asociadas a este tipo de inmuebles constituyen la rúbrica que más crece, cerca de un 20%, en las estadísticas sobre dichos préstamos. Es más, los créditos destinados a viviendas vacacionales acaparan, en no pocos casos, el 10% de la cartera viva hipotecaria de los bancos. Pero el análisis de este mercado resulta todavía más valioso porque anticipa tendencias con muchas probabilidades de manifestarse en la demanda general de activos residenciales. Desde esta óptica, no debe perderse de vista que los ciudadanos extranjeros constituyen el principal motor en las compraventas de segunda vivienda.
Su apetito por invertir en nuestro país no se contiene ni con medidas tan recientes como la retirada de la llamada golden visa, ya que el retorno que ofrece la compra de casi cualquier inmueble situado en el litoral español es muy sustancioso. Queda así allanado el camino para que se produzca un fenómeno hasta ahora inusual como será la plena convergencia de precios entre las viviendas destinadas a primera residencia y las que tienen un uso meramente vacacional. Es más, puede ya afirmarse que el interés foráneo por las viviendas de nuestro país seguirá actuando, en las zonas costeras y en el resto de España, lo que encarecerá aún más los activos. Si a ello se suman problemas tan graves como la restricción burocrática y legislativa que sufre la oferta, puede afirmarse que los precios están aún lejos de su techo.