Opinión

La reducción de la jornada laboral

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en el Congreso de los Diputados.

Desde hace décadas se viene proponiendo la bajada de las 40 horas laborales trabajadas a la semana. Así lo hizo Francia hace décadas dejándolas en 35. Pero esto, en la mayoría de las ocasiones y precisamente por las características de los propios negocios, no más que un reparto de empleo en la práctica.

Y además puede llegar a ocasionar un detrimento en la productividad e irrogar perjuicios económicos a las empresas. Por no mencionar que realmente en numerosos tipos de negocio su puesta en práctica resulta ser muy dificultosa o incluso imposible por la propia naturaleza del mismo negocio.

Sería bueno, indudablemente que los trabajadores cobrasen igual trabajando menos horas si al final se rebaja la jornada laboral. Pero la manera de conseguirlo es la piedra angular de este interesante asunto, pues existen bastantes interrogantes sobre ello.

Se debe decir que establecer un descenso en las horas laborales, manu militari, por decreto y con un carácter general, no es la solución adecuada tal y como está intentando sacar adelante el Gobierno a través del ministerio que lidera Yolanda Díaz. Pues obviamente cada tipo de negocio tiene sus características singulares y no puede ser, como se suele decir coloquialmente, café para todos.

Para ilustrarlo, solo hay que pensar en que evidentemente un geriátrico tiene una forma de trabajar muy diferente a la de un restaurante, por citar un ejemplo.

Por tanto, hay que estudiar detenidamente el tema analizando, negocio por negocio, las características laborales que poseen. No se puede generalizar si se quiere hacer factible esta propuesta y, además, no perjudicar a ninguno.

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