Opinión

El mercado mundial de tierra fértil y su dinámica de intercambio

  • Artículo de Juan Vilar Hernández*

Según el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la agricultura mundial genera una cifra de negocio de más de 5 billones de euros. La superficie de la tierra es de 149 millones de kilómetros cuadrados sin mares, ni océanos, que suponen 361 millones; de tierra firme, 104 millones son habitables. El Planeta cuenta con 1.600 millones de hectáreas, de las que 1.100 millones se dedican realmente a agricultura, lo que significa que la tierra cultivable tan solo es el 5%, y la cultivada el 1%.

De estos 1.100 millones de hectáreas cultivadas, los cultivos leñosos permanentes suponen ya casi 73 millones de hectáreas, de las que el 77% son explotadas en secano y, el resto, 23 millones, a través de irrigación.

El agua dulce accesible para el ser humano es tan solo el 0,00025% del total de superficie terrestre, o lo que es lo mismo, 110.000 kilómetros cuadrados en total, y se encuentra dividida del siguiente modo: el 38% como humedad de la tierra, 52% en lagos, un 1% en forma de vapor de agua, y 1% en ríos, mientras que el restante 1% está contenida en seres vivos, alimentos, etc.

Por lo tanto, el agua resulta ser un bien muy escaso y según el World Resources Institute, a finales de la próxima década 33 países estarán sometidos a un elevado estrés hídrico, entre ellos España.

Volviendo a los leñosos permanentes, de los 73 millones de hectáreas, el 21% lo acapara la palma, el 16% el olivo, seguido por el café, con un 14,5%, viñedo 10%, manzano casi 7%, naranjo con cerca del 6%, y ciruelo con algo menos del 6%, seguido por otros tantos.

Con respecto a la distribución actual de la población activa, de los casi 3.500 millones de personas que trabajan en el mundo, el 25% está dedicado a la agricultura, -es decir una persona por hectárea de forma aproximada-, 24% a industria, y el restante 51% al sector servicios, pero, para 2100, se espera que para la agricultura no se destine ni tan siquiera el 15% del total de población activa, mientras que el sector servicios se verá favorecido con un ascenso que lo llevará al 60%, mientras que la industria seguirá en el orden del 25%. En Europa a la agricultura se dedicará tan solo el 2,5% de la población activa, es decir, 0,236 personas por hectárea, o lo que es lo mismo, tan solo un empleado agrícola cada 28 hectáreas.

Un ranking elaborado por el Banco Mundial muestra que Australia es el país con más tierra cultivable, con 2,14 hectáreas por persona, seguido de Kazajstán y Canadá, con Argentina en cuarto lugar, en una lista de 198 países con 0,93 hectáreas per cápita. España es la décimo séptima nación en este orden con 0,63 hectáreas por persona destinadas a agricultura.

Un informe reciente de la ONU manifiesta que al menos 100 millones de hectáreas de tierra productiva desaparecen anualmente. Las tierras objeto de compra o arrendamiento a largo plazo se ubican, sobre todo, en África, Asia y Suramérica. La ONG Land Coalition estima que en los últimos 10 años unos 80 millones de hectáreas han cambiado de manos, lo que supone una extensión mayor que la de nuestro país. Según el Banco Mundial, el 38% del total son terrenos de África. Por lo tanto, cada año, se trasfieren entre manos distintas el 0,7% del total de tierras cultivadas. Y de acuerdo con un estudio del Instituto Oakland, los fondos de inversión y las entidades financieras internacionales han comenzado a invertir. Se calcula que este tipo de inversiones ha duplicado su volumen en dos años, alcanzando los 7.000 millones de dólares en total.

Por lo tanto, cada vez existe un mercado más activo de tierra cultivable en el Planeta, que en tan solo 10 años ha hecho que la rotación haya alcanzado el 8% del total de terreno agrícola disponible.

Este porcentaje podría ser aún superior, pero ¿por qué no lo es? El primer hecho es que la tierra idónea y más deseada es aquella que dispone de agua de forma legal y real -esto supondría el 20% del total de tierra cultivable-, y que además, reúna las condiciones edafológicas, climáticas, de tamaño y pendiente adecuadas. Así, menos del 10% del total de la tierra cultivable se considera adecuada para el cultivo, luego el primer factor que impide una mayor rotación es la escasez de tierra cultivable de calidad y apropiada según estos términos.

Encontramos como segunda razón la calidad de la documentación que reúne la información oficial de cada una de las parcelas o explotaciones. De forma genérica, dicha documentación no es adecuada o se carece de ella, y por tanto, imposibilita realizar transacciones sin la realización de due diligences, que a veces encuentran una gran brecha entra las características teóricas de la finca rustica que se quiere transaccionar y la documentación que va unida a la misma, impidiendo a veces esta discordancia entre datos llevar a cabo transacciones de manera solvente, transparente y adecuada.

Y por último, otro factor importante es el conocimiento real de los propietarios sobre la explotación. Es decir, a veces ponen en venta las explotaciones personas que las han adquirido de forma reciente, viniendo de otras actividades diferentes a la agricultura, bien por compraventa, o mediante herencias. En estos casos, una amplia porción otorga un valor de salida que dista del de mercado, o se les otorga un valor sentimental y por lo tanto, se frena la dinámica y fluidez del mercado, y dicha situación se agrava, si realmente existen más de un propietario, llegando incluso a anular potenciales transacciones razonables para ambas partes. Luego, un mercado como el de tierra cultivable que ya alcanza un nivel transaccional de casi el 1% del total de la superficie mundial por año, se ve frenado en su tendencia y dinámica de crecimiento, debido a tres factores, la escasez de disponibilidad de tierra fértil de calidad, la falta de transparencia de la documentación que las representa, y el desconocimiento del activo que tienen en ocasiones los vendedores.

*Juan Vilar Hernández es Doctor en Economía, analista agronómico internacional, consultor estratégico, profesor de la UJA y agricultor

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