
Quizá la historia no siempre se repita, pero lo que sí es cierto es que hay eventos y ciclos que se parecen mucho unos a otros. No solo por los conflictos, guerras o rivalidades que perduran siglos, también otros acontecimientos menos conocidos se repiten en la actualidad con diferentes protagonistas, pero con situaciones subyacentes o de fondo muy similares. Un ejemplo claro es lo que ha sucedido con el intento de EEUU de evitar que China tuviera acceso a los chips más avanzados del mundo. Aunque ahora es fácil analizar y calificar este movimiento con la ventaja que otorga la retrospectiva, lo cierto es que si los dirigentes de EEUU hubieran estudiado la historia habrían visto que hace miles de años sucedió algo similar con un resultado parecido.
EEUU lleva tiempo implementando restricciones a la exportación de semiconductores avanzados y tecnología relacionada a China, con el objetivo principal de limitar el músculo de Pekín a la hora de desarrollar su propia capacidad de fabricación de chips de alta gama y fabricar sofisticados bienes de forma autónoma que necesitas grandes cantidades de estos chips. El objetivo final era obstaculizar los avances de China en la inteligencia artificial, la supercomputación y la fabricación avanzada de semiconductores. Finalmente, el resultado ha sido el contrario. China ha hecho de la necesidad virtud y ha logrado crear sus propios chips y maquinaria, que por ahora parece ser más eficiente que la de EEUU.
El propio director de Nvidia (el gran fabricante de estos chips al que EEUU pretendía proteger), Jensen Huang, ha criticado los controles a la exportación estadounidense calificándolos de "un fracaso", puesto que han impulsado a sus rivales chinos a acelerar el desarrollo de sus propios productos. Aunque Huang no ha hecho referencia a la historia, merece la pena recordar cómo una situación similar entre dos potencias se produjo hace miles de años, casi con idéntico resultado. En lugar de chips, la disputa era por el papiro, mientras que los protagonistas no eran ni EEUU ni China, sino Egipto y Pérgamo.
Una lección histórica
La civilización egipcia dominó durante siglos la producción de papiro, el material de escritura predominante en la Antigüedad. Dado que el papiro se fabricaba con juncos del valle del Nilo, Egipto poseía una suerte de monopolio sobre este recurso estratégico y, con ello, un control sobre el soporte de la palabra escrita. Este dominio económico-cultural permitió a los faraones ptolemaicos consolidar instituciones intelectuales sin parangón, como la gran biblioteca de Alejandría, abastecida por la abundancia de rollos de papiro y financiada con las riquezas del Nilo.
Sin embargo, hacia el siglo II a.C. emergió una fuerte rivalidad: otros reinos helenísticos, especialmente el de Pérgamo en Asia Menor, aspiraban a desafiar la hegemonía intelectual egipcia. El rey Átalo I fundó una biblioteca en Pérgamo y su hijo Eumenes II la amplió hasta reunir entre 200.000 y 300.000 obras, convirtiendo a la ciudad en una capital cultural casi a la altura de Alejandría. Así comenzó una 'carrera armamentística' académica en la que el mundo griego (representado por Pérgamo) competía por el saber contra la potencia egipcia de los Ptolomeos.
El embargo de Ptolomeo y el pergamino
La rivalidad libró también una batalla por los materiales de escritura. Desde la Universidad de Granada explican en un análisis que, sobre el 197 a.C., el faraón Ptolomeo V Epífanes de Egipto tomó una drástica medida: aprovechando el casi monopolio del papiro, decretó un embargo que prohibía la exportación de este soporte a Pérgamo. Su intención era clara –sin papiro, Pérgamo no podría copiar libros ni expandir sus fondos, quedando paralizada–. Ante la escasez forzada, el rey Eumenes II de Pérgamo impulsó una solución ingeniosa: emplear pieles tratadas de animales (ovejas, cabras, terneros) como nuevo soporte de escritura. Así se perfeccionó e introdujo en gran escala el pergamino. La tradición antigua (recogida por Plinio el Viejo y Varrón) atribuye a este episodio la 'invención' del pergamino. La aportación de Pérgamo fue mejorar la técnica de preparación de las pieles y masificar su uso como alternativa viable, por lo que el material terminó llevando el nombre de la ciudad.
Paradójicamente, la estrategia egipcia resultó contraproducente: lejos de ceder, Pérgamo se fortaleció al independizarse del papiro y volcarse de lleno a la producción de pergamino. El uso generalizado de este nuevo material minó el monopolio comercial de Egipto sobre los soportes de escritura y redujo su influencia económica en el mercado del conocimiento. Al mismo tiempo, Pérgamo afianzó su posición como centro intelectual: su biblioteca (que llegó a rivalizar en tamaño y calidad con la de Alejandría) consagró a la ciudad como una capital cultural de primer orden en el mundo helenístico.
Ahora cambien papiro y pergamino por chips, Pérgamo por China y Egipto por EEUU, y vuelvan a leer toda la historia de nuevo. Lo cierto es que el parecido parece innegable y la calificación del CEO de Nvidia de "error" a los controles a las exportaciones de chips a China parece tener sentido. Ahora que China está superando a EEUU o está en camino de ello, parece que habría sido más inteligente y lucrativo vender directamente los chips a China y sacar cierto beneficio económico, sabiendo además que están usando tu tecnología. Sin embargo, parece que ya es demasiado tarde para esto.
Volviendo a la Antigüedad, la adopción del pergamino no solo transformó el mundo clásico, sino que sentó las bases para la transmisión del saber en los siglos posteriores. Ahora la gran pregunta es si el futuro de las próximas décadas estará propulsado del mismo modo por los chips y la IA china.
La tecnología china no para de ganar terreno
Las quejas desesperadas del CEO de Nvidia parecen arrojar algo de luz a esa pregunta. El miércoles pasado, en una conferencia de prensa en la feria tecnológica Computex de Taipéi, declaró que los controles de exportación habían impulsado a sus rivales chinos, liderados por el gigante tecnológico Huawei, a desarrollar hardware de IA competitivo. "Hace cuatro años, Nvidia tenía el 95% de la cuota de mercado en China. Hoy, es solo del 50%", afirmó. "El resto es tecnología china". Huang añadió que "los investigadores chinos de IA usarán sus propios chips. Usarán los de segunda categoría. Las empresas locales están muy decididas y los controles de exportación les dieron el impulso, y el apoyo gubernamental aceleró su desarrollo. Nuestra competencia en China es intensa".
Cabe recordar que, en abril, la administración Trump prohibió a Nvidia vender el H20, su chip de IA diluido, adaptado para cumplir con los antiguos controles de exportación, lo que provocó una depreciación de 5.500 millones de dólares en la empresa. Huang reiteró que Nvidia no tenía planes de lanzar otro chip 'Hopper' para el mercado chino, afirmando que la empresa ya había "degradado el chip gravemente".