
Bruselas tiene desde hace décadas el objetivo de impulsar los pagos instantáneos para los consumidores y las empresas de la UE. No en vano, en 2008 constituyó la zona Sepa para regular las operaciones en euros. Nueve años después lanzó una regulación al respecto que ha permitido que en este 2025 ya se exija a los bancos de la zona euro que ofrezcan a sus clientes transferencias instantáneas. Y, por último, en 2021, desarrolló otras reglas que facilitarán que el cobro de las facturas también sea instantáneo. El interés de la UE por promover esta modalidad de pagos es comprensible, ya que impulsa los cobros exprés en euros entre los países comunitarios, lo que simplifica y agiliza las transacciones nacionales e internacionales y permite abrir nuevos mercados a las empresas. Asimismo, los pagos inmediatos también generan un mayor flujo de comercio e inversión y son positivos con el objetivo de promover la integración económica en la Unión. Sin embargo, los cobros instantáneos seguían sin entrar en vigor hasta ahora.
Una situación que ha cambiado tras dar CaixaBank, BBVA e Iberpay el pistoletazo de salida en España a un piloto interbancario de cobro de facturas instantáneas. Una prueba amparada en el esquema regulado de la zona Sepa, al que podrán sumarse 4.500 bancos de 40 países. Se trata de un sistema susceptible de sustituir con el tiempo a algunas de las modalidades de cobros más extendidas en la actualidad, como los adeudos para las domiciliaciones de recibos. Lo que, de manera gráfica, permitirá realizar cobros de facturas de manera más eficiente, en segundos y con mayor control de costes. Supone por ello un acierto estratégico que nuestro país esté a la vanguardia de este nuevo sistema que nace con la aspiración de revolucionar los cobros en Europa.