Madrid
España es el cuarto país de Europa en el que los impuestos a las empresas tienen mayor peso en su recaudación total, con el 48,8%. Así lo revela un estudio de think-tank estadounidense Tax Foundation en el que también se destaca que nuestro país es la gran economía de la eurozona que más ingresa por cotizaciones sociales. En concreto, la factura que las empresas pagan a las Seguridad Social supone el 25,3% del total, cinco puntos más que en Alemania e Italia. Una brecha que es consecuencia del impulso de las cotizaciones sociales en nuestro país, que han crecido un 28% en los últimos 5 años, según los datos de BBVA Research. Un aumento que responde a medidas adoptadas por el Gobierno en la última reforma de pensiones, donde se incluyeron cuotas nuevas, como el MEI, y se elevó de manera progresiva las bases máximas de cotización.
Todo ello ha incrementado de manera notable el esfuerzo que trabajadores y, sobre todo, empresas realizan para aumentar los ingresos de la Seguridad Social. Un sacrificio que encarece la contratación y, en consecuencia, frena la creación de empleo. Asimismo, eleva los costes laborales lo que sitúa a las empresas españolas en peor posición para competir frente a las europeas. Y por si fuera poco, las subidas constantes de las cotizaciones decretadas por el Ejecutivo son insuficientes a todas luces para asegurar la sostenibilidad de las pensiones en un contexto de retiro progresivo de la generación del babyboom. Ello debido a que en la reforma impulsada por el exministro José Luis Escrivá no se incluyeron iniciativas para racionalizar el gasto. De hecho se hizo justo lo contrario al ligar la revalorización de las pagas al comportamiento de la inflación.