Tribuna de Fátima Matute, consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid
La atención sanitaria está obligada a ser más que el lugar donde se pautan tratamientos innovadores y terapias punteras. Debe, ante todo, ser un espacio donde se ofrezca un cuidado integral y profundamente humano a lo largo de todas las etapas de la vida, desde la prevención hasta la recuperación cuando la salud está comprometida y, en especial, cuando, desgraciadamente, solo pueden ofrecerse terapias paliativas. Con esta premisa, desde el Ejecutivo madrileño trabajamos día a día para los más de 7 millones de madrileños y también para los pacientes que vienen desde otras regiones españolas buscando respuestas a sus patologías. No hay duda de que la vacunación es la medida de salud pública más efectiva que permite protegernos de la enfermedad e incluso de la muerte. A lo largo de la historia hemos contado con muchos ejemplos que nos han mostrado cómo las vacunas han erradicado enfermedades que en su día tuvieron efectos devastadores, pero es cierto que fue durante la pandemia mundial de Covid cuando volvimos a valorar la importancia vital de lograr la inmunización. Conceptos antes técnicos, como la "inmunidad de rebaño" o la anhelada "vuelta a la normalidad", se volvieron habituales en nuestras conversaciones diarias.
Y con ese afán de mejorar la protección de la población y, por tanto, su salud, trabajamos cada año para ofrecer a los ciudadanos los mejores programas de vacunación. En ese sentido, la Comunidad de Madrid ha sido pionera. Fuimos una de las primeras regiones en incorporar la prevención frente al VRS en bebés hace dos años, iniciativa que nos ha permitido disminuir los ingresos de estos menores a causa de las neumonías o bronquiolitis en un 80%. Y seremos la primera región en vacunar a los mayores y adultos vulnerables frente al VRS, con el objetivo de proteger a este colectivo de las neumonías y posibles complicaciones severas, como la insuficiencia cardiaca, que se pueden derivar de la infección por este virus. Además, hemos incorporado otras actualizaciones como la ampliación de la vacunación frente al virus del Papiloma Humano a varones de 13 a 18 años o la ampliación de los grupos de edad a vacunar frente al Virus Herpes Zóster.
Sin embargo, todo avance pierde eficacia si no está acompañado de una atención de la máxima calidad y esta pasa necesariamente por ser lo más humanizada posible. Los pacientes y sus familiares deben ocupar el lugar central de la atención sanitaria y sus derechos, cuya conmemoración europea hemos celebrado recientemente, deben estar garantizados en todo momento. Especialmente, en casos complejos como el diagnóstico de enfermedades raras, nuestro sistema sanitario debe ser el espacio seguro donde los pacientes encuentren respuestas claras, apoyo y acompañamiento integral. Por ello, desde hace años, la Comunidad de Madrid impulsa políticas de humanización orientadas tanto a la mejora en la comunicación con pacientes y familiares, como a la adecuación de terapias y la renovación de espacios sanitarios, con el objetivo de crear espacios más amables donde los pacientes se encuentren escuchados, comprendidos y acompañados.
Este enfoque humanizador es la guía con la que diseñamos la atención integral hacia los pacientes de ELA y sus familiares. Una enfermedad injusta, que paraliza no solo los cuerpos de quienes la padecen sino también la vida de sus familiares. Por eso, trabajamos incansablemente para mejorar su calidad de vida, siendo pioneros en el diseño de recursos como el Centro Especializado de Atención Diurna y, próximamente, con una unidad de media estancia y la primera residencia especializada en ELA del mundo. Con este espíritu seguiremos trabajando desde la Comunidad de Madrid, con la vista siempre puesta en el bienestar de nuestros pacientes y sus familias. Porque estamos convencidos de que la humanización es, sin duda, la mejor fórmula magistral que se puede prescribir.