
El dólar se ha debilitado bruscamente en marzo, el mes en el que Trump ha emprendido su guerra arancelaria. Tanto es así que el euro se intercambia ahora por 1,13 dólares cuando arrancó el año en 1,03. En este contexto y ante el anunciado relajamiento de los aranceles los analistas ya esperan que la moneda estadounidense resurja de sus cenizas y reduzca su brecha con el euro hasta 1,11. Los inversores pueden engancharse a esta posible recuperación del billete verde. Aunque para ello deben comprar fondos en dólares que no cubran el efecto divisa. Un producto no apto para todos los perfiles pero que además resulta muy arriesgado. A ello contribuye la volatilidad intrínseca del mercado de divisas, pero sobre todo los impredecibles volantazos que Trump pueda efectuar.