
Junts quiere volver a figurar en Madrid. La formación independentista cada vez es más convergente que posconvergente, como demuestra la colonización de consejos de administración y organismos del Estado. Si a ERC siempre le ha costado moverse entre los despachos capitalinos, los de Puigdemont no tienen empacho en defender posiciones maximalistas en Barcelona y coquetear con los círculos de poder en el kilómetro cero.
Por el momento, ya han ganado posiciones. La entrada de Eduard Gràcia en Renfe Operadora, Ramon Tremosa en Aena, Elena Massot en Enagás y Pere Soler en la CNMC marcan un camino que según fuentes conocedoras podría ampliarse a corto plazo. Las buenas relaciones con Repsol tampoco se esconden: la oposición del partido fue clave para desmontar el impuesto extraordinario a las energéticas.
Eso es lo que se trasluce en los numerosos encuentros que mantienen políticos juntaires con las patronales y entidades profesionales autonómicas. Se espera también que este año la formación tenga una presencia más visible en la reunión anual del Cercle d'Economia, ocasión de oro para verse con algunos de los principales directivos y empresarios del país.
En esta estrategia tiene un papel relevante David Madí, conseguidor jefe del sector negocis de la antigua Convergencia —núcleo de poder que, por aquel entonces, estaba liderado por Lluís Prenafeta y Macià Alavedra— y, según parece, de su partido sucesor. También Toni Castellà, que ha ganado peso en el organigrama de Junts, se incluye en esta punta de lanza que se deja ver en los cenáculos económico-empresariales de Madrid.
Sin embargo, hay división en el partido. Algunas voces apuntan que este sector sedicentemente pragmático, sin abandonar el independentismo, choca con otro enfoque processista que prefiere cultivar su ámbito de influencia en Cataluña.
En cualquier caso, estas estrategias dependen en última instancia de Puigdemont, que ejerce un liderazgo indiscutible en la organización. El expresident aguarda los avatares de los próximos meses para un posible regreso a Cataluña. Si el Constitucional emite su sentencia sobre la amnistía en junio, el regreso no se pospondría más allá del verano. Mientras tanto, Junts quiere hacer negocios.