
El empleo, uno de los indicadores económicos que muestra con mayor claridad el estado de una economía, sigue dando buenas noticias. Febrero ha vuelto a demostrar que la política económica del Gobierno de España funciona, convirtiéndose en el segundo mes de febrero en 17 años con mayor creación de empleo, hasta alcanzar los 21,45 millones de afiliados a la Seguridad Social.
Con 100.340 nuevos empleos creados en la serie media, más 58.735 empleos en la serie desestacionalizada, España lleva 57 meses consecutivos creando empleo. Pero no solo eso, el empleo es de mayor calidad y estabilidad. Desde la reforma laboral se han creado 3,7 millones de contratos indefinidos, que alcanzan la cifra de 14,75 millones de trabajadores en estas condiciones de estabilidad, la mayor cifra de la historia; que tiene además una segunda consecuencia: la temporalidad cae por debajo del 12%, el nivel más bajo registrado.
Hoy, las mujeres también avanzan en materia de empleo con cifras históricas, representando prácticamente la mitad del mercado laboral, con más de 10 millones de trabajadoras, que representan el 47,3% del mercado de trabajo. Y no solo eso, también acceden a empleos tradicionalmente masculinizados, como el sector científico-técnico, donde ya superan más del 50% del empleo. Así, la base de cotización de las mujeres ha subido un 21,2% respecto a 2019, un 3,1% superior a la de los hombres y, por tanto, avanzando también en la deseada reducción de la brecha de género, lo cual garantiza mejores salarios durante su vida laboral, pero también pensiones más altas.
La creación de empleo en nuestro país es líder también en el contexto de las principales economías europeas, con un crecimiento desde 2021 del 8,7% frente al 5,4% de Italia, el 1,9% de Francia o el 1,6% de Alemania. A todo ello, se suma que la tasa de desempleo ha descendido a su nivel más bajo en 17 años, situándose en 2.593.449 millones de personas en búsqueda de empleo, y avanzando en la reducción de la tasa de paro para alcanzar al final de la legislatura una tasa de paro estructural en el entorno del 8%.
En este contexto, también la subida progresiva durante estos últimos siete años del salario mínimo interprofesional, un 4,4% en 2025, y un 61% desde 2018, hasta alcanzar los 1.184 euros al mes, es una política económica, junto a la revalorización anual de las pensiones conforme al IPC por ley, que están contribuyendo a la reducción de las desigualdades.
Un dato que se incorpora a una realidad macroeconómica que da continuidad a un patrón de crecimiento robusto, sostenible y equilibrado. Así lo avalan las cifras de crecimiento del PIB con un cierre al final del año 2024 de un 3,2%, superando las previsiones y por encima de las otras cuatro grandes economías del euro. Con la expectativa de seguir haciéndolo en 2025 por encima del 2,6% y en 2026 por encima del 2,2%. Un crecimiento equilibrado que en los próximos años se apoyará en su mayor medida en el consumo privado y la inversión y que hace posible que nuestra economía crezca, generando empleo de forma compatible con el aumento de la productividad.
Pero hay más datos que indican un buen estado de nuestra economía, que demuestra que las políticas del Gobierno siguen dando sus frutos y que la realidad económica avanza en la buena dirección, situándose en 2025, un año más, como la economía europea con mejor comportamiento.
Nuestro país ha reducido en 2024 la ratio de deuda pública un 3,3%, situándose hasta el 101,8%. Mantiene su senda decreciente gracias, entre otros factores, al crecimiento económico y a una política fiscal responsable. Una reducción que mejora el objetivo marcado por el Gobierno al inicio del año pasado. El Banco de España ha mejorado las previsiones oficiales y da muestra de que la tasa de pasivo está encaminada en una trayectoria decreciente, como exige el nuevo marco fiscal europeo.
Por otra parte, un informe de la situación financiera de los hogares y empresas de nuestro país en el segundo semestre de 2024 y publicado por el Banco de España destaca la mejora de las condiciones de financiación impulsada por la caída de los tipos de interés, lo que favoreció la demanda de crédito, especialmente en hipotecas y consumo.
Así, la renta bruta disponible de los hogares ha crecido un 8,2% interanual en el tercer trimestre de 2024, impulsando la tasa de ahorro hasta el 14,2% y favoreciendo la inversión en fondos frente a depósitos. A lo que se une que la riqueza neta de los hogares ha aumentado con la revalorización de la vivienda, un 2,1% trimestral, mientras que la deuda de los hogares ha descendido al 69% de la renta disponible, por debajo del promedio de la eurozona y se sitúa en umbrales históricamente bajos.
Por tanto, España avanza liderando el crecimiento del PIB, creando más empleo y de mayor calidad que nunca, aumentando los salarios, el consumo y la productividad, y reduciendo la deuda. Un escenario adecuado que corrige desequilibrios históricos, en un contexto internacional cambiante, volátil y de profunda incertidumbre, que permite aumentar la confianza y la credibilidad de nuestra economía en los mercados financieros y, sobre todo, que está contribuyendo a mejorar las condiciones de vida de los españoles.