
La economía española batió todas las previsiones el pasado ejercicio al incrementarse un 3,5%, lo que supone más del triple que la media europea. Un excelente desempeño que permite al PIB nacional sacar pecho frente a Europa y la mayoría de los países de la OCDE y que persistirá en 2025.
Así lo espera el Banco de España que en su último informe de proyecciones macroeconómicas incrementa su previsión de crecimiento para España hasta el 2,7% en 2025, dos décimas más que lo que estimaba en diciembre. Pero dicho informe también revela que el gasto público es un factor clave en el notable comportamiento del PIB nacional tras la pandemia. Tanto es así que, según el Banco de España, llegó a aportar el 40% del impulso en 2023. Un porcentaje que bajó a cerca del 30% en 2024.
La mejora en la gestión de los fondos Next Generation EU ha sido fundamental para elevar los desembolsos públicos. Pero esto también deja dudas al respecto de la capacidad que la economía española tendrá para seguir creciendo cuando finalice el aporte positivo de la ayuda europea, lo que está previsto que ocurra en 2026.
Un ejercicio en el que también se espera un menor tirón del consumo privado, otro factor clave para nuestra economía, debido a la finalización del ahorro extra de los hogares por el Covid-19. A partir de entonces, el PIB tendrá que crecer sin dopaje y en un contexto más complicado por la guerra comercial, que lastra las exportaciones. Un escenario más exigente para el que la economía debe prepararse. Con ese fin, serían deseables medidas que impulsarán la productividad y las inversiones, que son las dos grandes asignaturas pendientes de España. Solo mejorando en estos aspectos, nuestra economía podrá seguir siendo el motor de Europa.