
Los ingresos públicos en España aumentan 3,7 puntos porcentuales del PIB, frente al 0,7% de la medida europea. Una brecha que refleja que alza de la recaudación en nuestro país crece 5 veces más que en la UE. El mayor impulso de la economía y la recuperación del mercado laboral no basta para explicar esta diferencia.
No en vano, un informe de Tax Foundation asegura que la razón principal es que en España se han aplicado menos medidas fiscales que en el resto de países para compensar el alza del IPC en los hogares. Un análisis acertado habida cuenta de que el Ejecutivo se limitó a amortiguar el alza de los precios con rebajas selectivas del IVA y con una bajada del IRPF dirigida a los hogares con rentas más bajas, dejando intactos el resto de tramos.
Por si fuera poco, la negativa del Gobierno a deflactar los precios en el IRPF para ajustarlos a la pérdida real de renta de las familias obligó a los contribuyentes a pagar más, pese a contar con menos sueldo neto. De hecho, una persona con un sueldo de 30.000 euros pierde ahora 232,56 euros al año. Un dinero que va directo a las arcas públicas y que argumenta que la recaudación alcance 273.993 millones hasta el undécimo mes de 2024, lo que supone un nuevo máximo histórico y un 7,4% más que en el mismo periodo de 2023. Estos datos evidencian que existe margen para adecuar los tramos del IRPF. Pero también muestran que son las clases medias las que más ayudan a sufragar la fiesta el gasto público. Una aportación a la que el Ejecutivo no va a renunciar como demuestra la negativa de María Jesús Montero a eximir a los beneficiarios del nuevo SMI del pago del IRPF. El Gobierno confirma así una voracidad recaudatoria que lastra a la mayoría de los hogares, lo que merma la renta de las familias y supone un lastre para el consumo.