
La pobreza energética es un fenómeno con muy diversas aristas. Es una manifestación más del fenómeno general de la pobreza y la exclusión social, según se recoge en la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética (ENPE) publicada por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico en 2019. En ella, se define la pobreza energética como "la situación en la que se encuentra un hogar en el que no pueden ser satisfechas las necesidades básicas de suministros de energía, como consecuencia de un nivel de ingresos insuficiente y que, en su caso, puede verse agravada por disponer de una vivienda ineficiente en energía". Según el indicador que se escoja, en España, entre un 9,6% y un 20,7%% de la población estaba en situación de pobreza energética a finales de 2023.
El estudio "Comprendiendo la pobreza energética: un análisis de la persistencia", elaborado por la Cátedra de Sostenibilidad Energética del IEB-Universitat de Barcelona y publicado por Fundación Naturgy, aborda la dinámica de la pobreza energética en Europa, con especial atención a España, examinándola desde una perspectiva innovadora, explorando si este problema es persistente o transitorio y analizando los factores que influyen en ambas situaciones, con lo que se brinda información valiosa para los formuladores de políticas que buscan diseñar estrategias efectivas para mitigar la pobreza energética.
Los resultados constatan la presencia de importantes flujos de entrada y salida de la pobreza. Asimismo, los hallazgos muestran notables diferencias en su persistencia entre países. Así, en el grupo de países mediterráneos, solo el 55,5% de los hogares nunca han experimentado ninguna situación de pobreza energética. Tomando el indicador de temperatura inadecuada, encontramos en Europa países como Austria, con prácticamente nula persistencia en la pobreza energética, a los países del Este con valores del 40%, como es el caso de Rumanía.
España se encuentra en un término medio de persistencia, con un valor del 10%. Es claro que la duración de la pobreza parece repercutir negativamente en las posibilidades de salida de esa situación, lo que demuestra una vez más la importancia de diferenciar entre la pobreza crónica y transitoria, así como trabajar en su prevención. Además, el grupo de investigadores liderado por María Teresa Costa-Campi identifica que frente a los determinantes clásicos de la pobreza energética puntual (nivel de ingresos o situación laboral), son claves para que se cronifique el problema, la propiedad de la vivienda y que el sustentador principal sea una mujer.
En lo relativo a las políticas públicas, el estudio señala, a raíz de las consecuencias encontradas, que las estrategias actuales en España no abordan adecuadamente la dinámica de la pobreza energética, ya que no distinguen entre pobreza energética transitoria y crónica, ni tienen en cuenta sus factores relevantes. En la evaluación de la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética se ha identificado que, aun siendo pionera en algunos aspectos, necesita, además de completarse en todas las líneas que se indicaron entonces, mejorar en la forma en que se abordan las diferentes tipologías de pobreza energética.
Por tanto, los autores del informe recomiendan para la esperada renovación de esta estrategia, fortalecer los programas de renovación energética, asegurar una financiación adecuada y simplificar los trámites administrativos. Además, consideran crucial mejorar la coordinación entre las distintas administraciones y promover la colaboración con el sector privado para garantizar que las medidas lleguen a quienes más las necesitan.
En su rol activo de agente comprometido con el bienestar social, Naturgy, consciente del problema de la vulnerabilidad energética en España y en Europa, creó en 2017 el Plan de Vulnerabilidad Energética, que vehicula en su mayoría a través de Fundación Naturgy, dando impulso a las diferentes acciones para luchar contra la pobreza energética y del que se han beneficiado más de 255.000 personas desde su creación. Destacan en él, el Fondo Solidario de Rehabilitación Energética con el que se ha intervenido en más de 5.000 viviendas, y la Escuela de Energía, que ha formado a más de cuarenta mil personas.
Este Plan es, desde su creación, la principal herramienta de Fundación Naturgy de apoyo a las familias vulnerables. Abordar la pobreza energética requiere una visión integral y un compromiso sostenido. Políticas bien diseñadas, con financiación adecuada y mecanismos de evaluación, son fundamentales para romper el ciclo de dependencia y garantizar un acceso más equitativo a la energía.