Opinión

La alimentación sigue restando al IPC

  • La industria de los comestibles cede ante los supermercados y la marca blanca y baja precios por primera vez en 6 años

Los alimentos fueron uno de los grandes responsables de la escalada de la inflación tras el inicio de la guerra en Ucrania.

De hecho, en octubre de 2022 alcanzaron su máximo histórico con un impulso del 21,2% en el Índice de Precios Industriales. Por fortuna, los comestibles frenaron su rally durante el pasado año, hasta el punto de que en noviembre, último dato disponible, se produjo la primera bajada en los últimos seis años.

En concreto, la industria alimentaria redujo los precios un 1,3%. Hasta ahora, los fabricantes se habían negado en todo momento a bajar los precios de los productos. Argumentaban para ello que había llegado el momento de recuperar sus márgenes de rentabilidad tras la asfixia a la que se vieron sometidos por la subida de costes.

Pero finalmente han dado su brazo a torcer. Con todo, debe destacarse que dicho cambio en la estrategia comercial se realiza por la presión que desde hace meses ejerce la distribución. Las cadenas de supermercados llevan meses enfrascadas en una guerra de ofertas con el fin de impulsar las ventas en un contexto en el que aún no han recuperado su rentabilidad pre-Covid.

Por si fuera poco, el auge de la marca blanca, que ya representa el 48% de la cesta de la compra, también ha llevado a los fabricantes tradicionales a reducir los precios. La industria, por tanto, está obligada a seguir bajando los precios y sacrificando márgenes para satisfacer a los súper y para evitar que las enseñas de distribuidor les sigan comiendo terreno. Con ello esperan evitar los cierres de plantas que ya se están produciendo en el sector. Todo ello permite anticipar que la alimentación seguirá restando al IPC, lo que supondrá un alivio a la hora de llenar la cesta de la compra.

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