Opinión

Los niños ya no llegan con un pan bajo el brazo

  • Los datos dibujan un panorama deprimente frente a la natalidad y el envejecimiento

El CIS no sólo hace encuestas electorales (éstas están en manos de Tezanos y sus resultados, al parecer, se cocinan en La Moncloa) y acaba de publicar su estudio 3475 (septiembre de 2024) con el título Fecundidad, familia e infancia. Se han realizado 5.742 entrevistas al 48,5% de hombres y al 51,5% de mujeres. El 69,3% de los encuestados tiene pareja. Es la primera vez que el CIS se adentra en la fecundidad y los problemas que tiene en nuestro país.

El número de hijos (media) de los encuestados es 2,09; el número ideal de hijos de los encuestados es mayor: 2,49. La primera cifra es superior al número de hijos por mujer mínimo necesario para que la población no decrezca, que es 2,05. Sin embargo, calculadas las tasas de fecundidad por edad en cualquiera de los últimos años arrojan un número de hijos por mujer muy por debajo de ese 2,05, concretamente entre 1,1 y 1,3. Debido a tan baja fecundidad y pese a una notable inmigración, la población que vive en España viene decreciendo desde hace ya un buen número de años.

A un 39,4% de los encuestados por el CIS les hubiera gustado tener más hijos y un 77,3% dice no tener hijos "por falta de medios económicos" y es que hace ya muchos años que los hijos no llegan a este mundo con un pan debajo del brazo sino que traen más trabajo a los padres, especialmente a las madres, y un gasto suplementario (guarderías caras, cuidados y otros suplementos).

También los hijos afectan al trabajo y a la progresión profesional de los progenitores, especialmente a las madres. En cualquier caso, al 58,9% de los encuestados que no tienen hijos les hubiera gustado tenerlos.

Y es sobre esa población insatisfecha por no haber tenido hijo hacia la cual deberían dirigirse las políticas pro natalistas, porque también en las encuestas del INE sobre fecundidad se detecta –tanto en varones como en mujeres- que el deseo es tener más del doble de los hijos que se tienen, y en ayudar a satisfacer ese deseo debería dirigirse una política natalista que la señora ministra Ribera ha considerado despreciable, pero esa falta de nacimientos ha traído consigo un índice de envejecimiento (personas de 65 años y más sobre el total de la población) disparado y unos índices de soledad alarmantes (5,4 millones de españoles viven solos).

En media, los progenitores utilizaron 44,5 meses de reducción de jornada. Padres y madres creen mayoritariamente que sus hijos van a ser más felices que ellos (el 43,2% frente al 20,8% que cree que serán menos felices).

Un porcentaje muy alto de los encuestados (el 47,6%) considera que el Gobierno, para facilitar la vida familiar, debería flexibilizar la jornada laboral (el 47,0%) y el 31,0% cree que debería mejorar el tratamiento fiscal del IRPF (se trata de una respuesta múltiple).

El 78,8% de los encuestados son asalariados. El 25,6% tiene estudios superiores, frente al 42,3% con estudios secundarios. El 42,9% se considera clase media-media. El 18,1% de los encuestados se declara católico practicante y el 35,1% católico no practicante, frente al 11,4% de agnósticos y el 11,7% de indiferentes y no creyentes.

Todos estos datos dibujan un panorama deprimente en lo que se refiere a la natalidad que debería ser atacado con urgencia.

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