
La fuerte recuperación del mercado laboral tras la crisis provocada por el Covid y el alza de la inflación no ha sido suficiente para que España deje de ser el rey del paro de la UE, con una tasa del 11,3%. Una posición que tardará años en abandonar, si es que finalmente lo consigue.
Así lo estima también el Banco de España que avisa de que la desaceleración del desempleo será más débil de los previsto. Tanto es así que el organismo presidido por José Luis Escrivá estima que el paro permanecerá aún cercano al 11% en 2026. Una análisis pesimista que puede sorprender si se tiene en cuenta la positiva evolución de las tasas de afiliación y sus buenas perspectivas.
De hecho, las cifras de la Seguridad Social reflejan 1,83 millones de afiliaciones más que en diciembre de 2019, año previo al Covid, hasta superar la cota récord de 21,1 millones de personas dadas de alta. El problema reside en que el crecimiento que la población activa muestra desde 2021 se debe en un 90% a la llegada de extranjeros.
En otras palabras: España sigue siendo incapaz de crear empleo para la mayoría de las personas que actualmente están en paro. Esto se aprecia claramente en el hecho de que el 40%, 1,1 millones, de los desempleados actuales en España son de larga duración y el 54% de todos los parados tienen más de 45 años. Los datos evidencian la carencia total de políticas activas de empleo adecuadas para absorber a ese enorme stock de personas que no pueden regresar al mercado de trabajo.
Mientras no se mejore en este aspecto con soluciones estructurales que impulsen la capacitación, la adaptación y la formación continua de los desempleados, el mercado laboral español seguirá siendo el peor de toda la Unión Europea.