Opinión

El hidrógeno renovable en el centro de las estrategias nacionales y europea

  • Las políticas deben enfocarse en la producción y la consolidación de un mercado estable

Javier Brey - Presidente de la Asociación Española de Hidrógeno

Es indudable que el hidrógeno se perfila como una solución clave para alcanzar la neutralidad climática en 2050, a la vez que impulsa el desarrollo de cadenas de valor tecnológicas e industriales tanto en España como en la Unión Europea; una de las grandes ventajas de estas tecnologías es su versatilidad, que permitirá generar una economía más sostenible y de alto valor añadido, además de ofrecer una vía eficaz para descarbonizar sectores que, hasta ahora, han dependido en gran medida de los combustibles fósiles y son de difícil electrificación.

España ya cuenta con las condiciones necesarias y tiene el potencial para liderar esta revolución del hidrógeno. Contamos con los recursos renovables, el conocimiento y la tecnología necesarios para impulsar su producción a gran escala. Además, el respaldo institucional y empresarial para su desarrollo es cada vez mayor. La reciente revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que el Gobierno remitirá a la Comisión Europea, refleja el compromiso con esta tecnología al marcar unos objetivos más ambiciosos en materia de hidrógeno renovable, elevando hasta 12 GW la capacidad instalada de electrolizadores para 2030. Esto demuestra el gran atractivo inversor de estas tecnologías y la hoja de ruta que quiere seguir nuestro país en materia energética.

De igual forma, la Unión Europea también ha fijado objetivos ambiciosos y ha otorgado incentivos a la industria del hidrógeno para crear un entorno favorable para su desarrollo. Un buen ejemplo de ello son los cuatro "Proyectos Importantes de Interés Común Europeo" (IPCEI, por sus siglas en inglés), tres de los cuales han contado con participación española y han supuesto un gran espaldarazo para el sector al estar dotados con 18.900 millones de euros de financiación pública. A través del Fondo de Innovación y del Banco Europeo del Hidrógeno, la Comisión Europea lanzó también el año pasado la primera subasta, que destinó 720 millones de euros a siete proyectos europeos, tres de ellos en España. Además, a finales de este año se abrirá la segunda subasta, con un incentivo de 1.200 millones de euros, que ya incluye en sus términos y condiciones medidas para reforzar la autonomía de Europa y prevenir una excesiva dependencia de terceros países, lo que supondrá una importante defensa de los intereses de nuestra industria y favorecerá una mayor competitividad y liderazgo.

Estamos, por tanto, ante un momento crucial. Las empresas, los gobiernos y los organismos internacionales coinciden en que el hidrógeno renovable es un pilar imprescindible en la transición energética. España ya cuenta con 123 proyectos de hidrógeno en diferentes fases de desarrollo, distribuidos por todo el territorio nacional, según sale recogido en el Censo de Proyectos realizado por la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2). De concretarse en su totalidad, estos proyectos prevén una capacidad instalada cercana al nuevo objetivo del PNIEC y movilizarían cerca de 21.000 millones de euros hasta 2030. Este Censo de Proyectos, que será actualizado antes de finalizar el año, proporcionará la evolución de los 123 proyectos, cuántos más se han añadido y un estado general del sector.

Como vemos, sin duda alguna, el hidrógeno renovable está llamado a desempeñar un papel decisivo en la transición energética y la descarbonización de la economía española. Lo que en el pasado se consideraba como una promesa lejana se ha transformado en una tecnología madura y con potencial de crecimiento. Pero hoy, el verdadero reto es su despliegue a gran escala, lo que no solo permitirá aumentar su eficiencia y competitividad, sino también alcanzar los objetivos recogidos en la estrategias nacionales y europeas.

De este modo, para aprovechar plenamente este potencial, es crucial seguir avanzando en la definición de un marco regulatorio claro y estable, que abarque tanto la producción como el transporte y la utilización del hidrógeno renovable. A nivel nacional y europeo, las políticas deben enfocarse no solo en aumentar la producción, sino también en acelerar la consolidación de un mercado que equilibre oferta y demanda. Por ello, esta semana, coincidiendo con el Día Mundial del Hidrógeno, es fundamental hacer un llamado a todos los actores del sector para seguir avanzando y recordar que, con la tecnología y la industria a su favor, España está bien posicionada para liderar esta transformación y avanzar en la descarbonización.

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