
La descarbonización de la demanda de energía térmica (calor) de los procesos industriales es esencial. Si no se lleva a cabo una labor profunda en este ámbito, va a resultar muy complejo cumplir con los objetivos climáticos establecidos, ya que la demanda de calor en los procesos productivos representa aproximadamente dos terceras partes del consumo global de energía en la industria, además de ser responsable de la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Muchas industrias han realizado un gran esfuerzo en los últimos años en actuaciones de mejora de la eficiencia energética, pilar básico en el impulso a la descarbonización de los procesos industriales. Sin embargo, la descarbonización plantea notables retos para la industria ya que, en la actualidad, mayoritariamente se emplean combustibles fósiles como el gas natural para satisfacer la demanda de calor. Es necesario señalar que ya se dispone de diversas alternativas que permiten abordar adecuadamente gran parte de esta demanda. Entre estas soluciones destacan, entre otras, el empleo de electricidad -que debe ser renovable- de forma directa, como en el caso de las bombas de calor o de las calderas eléctricas; el almacenamiento de energía térmica, empleando diferentes fluidos caloportadores; y el uso de recursos renovables como el biomásico o de gases renovables como el biometano y el hidrógeno renovable. Por tanto, si bien se requiere de un notable esfuerzo en innovación tecnológica, especialmente en las industrias "difíciles de descarbonizar" porque sus consumos energéticos tienen lugar a temperaturas muy elevadas, una parte muy importante del calor industrial ya puede ser satisfecho mediante soluciones competitivas y limpias como las indicadas anteriormente y se ha de facilitar que se acometan estas inversiones.
Oportunidades
La descarbonización también ofrece oportunidades ya que tiene el potencial de aumentar la competitividad industrial, además de poder desarrollar un tejido industrial verde en nuestro territorio, que presenta ventajas competitivas como la amplia disponibilidad de recursos renovables y de empresas e investigadores con gran experiencia en el sector.
El papel de la Administración también es esencial, ya que es fundamental reducir las trabas y facilitar las inversiones en este ámbito. Andalucía está haciendo un importante esfuerzo en este sentido, como muestran las actuaciones llevadas a cabo por la Unidad Aceleradora de proyectos.
Por tanto, la colaboración entre diferentes actores (empresas, Administración, Universidades, etc.) es clave para aprovechar las oportunidades que genera la descarbonización, así como iniciativas como la Alianza Q-Cero, que aglutina a más de 70 empresas lideradas por Iberdrola y la Universidad Politécnica de Madrid para unir sus fuerzas en el proceso de descarbonización. Recientemente, CTA ha colaborado con Iberdrola para la presentación de la Alianza Q-Cero en Andalucía, en la que empresas como Acerinox, Atlantic Copper, Airbus, Cosentino, Inerco y Molecor han compartido sus experiencias y conocimiento en esta materia.
En este ámbito, las inversiones en I+D+i han vuelto a demostrar ser una palanca clave y desde CTA queremos seguir contribuyendo e impulsando proyectos que contribuyan a alcanzar el liderazgo tecnológico del sector.